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Elecciones 2012

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martes 18 septiembre 2012

Romney tuvo éxito en volverse aceptable para los conservadores durante las primarias, pero no ha hecho una transición fácil como candidato a la elección general.
Romney tuvo éxito en volverse aceptable para los conservadores durante las primarias, pero no ha hecho una transición fácil como candidato a la elección general.
De vuelta a la economía

Quedan siete semanas y la campaña presidencial de Mitt Romney está sintiendo la presión. Después de no tener una recuperación a partir de la Convención del Partido Republicano en Tampa, Florida, y viendo las modestas alzas del presidente Obama en las encuestas, el bando de Romney está tratando de reenfocarse en la economía y los empleos en las semanas finales o, al menos, en los días que anteceden al primer debate presidencial del 3 de octubre.

La semana pasada fue en parte una pérdida para el candidato republicano y su campaña. La decisión de Romney de moverse a toda marcha respecto de la violencia en el Medio Oriente dio pie a malos comentarios de los medios y, una vez más, mantuvo la campaña alejada de la línea oficial de su partido durante días. En vez de enfocarse en la economía –todavía la carta más fuerte de la campaña de Romney– el candidato se encontró a sí mismo a la defensiva, tratando de explicar sus críticas a la política exterior de Obama en el Medio Oriente en el medio de una crisis sobre los ataques de turbas sobre el consulado de Estados Unidos en Libia y la embajada en el Cairo.

De vuelta a lo básico

La teoría central de la campaña de Romney siempre ha sido que su hombre ganará una vez que convenza a suficientes votantes de que el presidente Obama ha fallado y que la experiencia de negocios de Romney garantiza darle una oportunidad en la Casa Blanca para los próximos cuatro años.

Pero sacar de la oficina a un presidente en ejercicio siempre es un proceso de dos pasos. El primero es convencer a los electores que la persona en el cargo ha fallado. ¿Ha tenido éxito Romney en esto? Yo diría que la nota es “Incompleto”. Hay abundante evidencia para los votantes para entender que la economía aún no está cerca de ser fuerte y robusta como les gustaría. Pero las encuestas sugieren que algunos votantes aún ven a la administración anterior del presidente George W. Bush como al menos en parte responsable por el actual estado de las cosas, entonces no toda la culpa está cayendo sobre el presidente Obama. Además, algunos votantes pueden estar abiertos al argumento de Obama de que las cosas no están tan mal como podrían estarlo si el presidente no hubiese tomado acciones a principios de su mandato.

Pero el segundo paso de este proceso es donde Romney parece haber titubeado. Una vez que uno instala el escenario de que el presidente en ejercicio debería irse, tiene entonces la responsabilidad de mostrar por qué el competidor debería ser elegido. Eso incluye ofrecer una clara imagen de quién es el candidato y qué cosas defiende, y también qué hará específicamente una vez que asuma el cargo.

Romney tuvo éxito en volverse aceptable para los conservadores durante las primarias, pero no ha hecho una transición fácil como candidato a la elección general. Por ejemplo, ¿qué tuvieron para ofrecer él y su compañero a la vicepresidencia, Paul Ryan, a los votantes indecisos y moderados durante la convención? Romney continúa tras el presidente en términos de simpatía personal, pero eso no necesariamente destruye sus posibilidades en la elección. Antes de darle a Romney las llaves de la Casa Blanca, lo que los votantes parecen querer del nominado republicano es una mejor idea de quién es él y una mejor idea de qué hará exactamente una vez que llegue a la presidencia.

Los debates son clave

La mejor posibilidad de Mitt Romney para dar vuelta las cosas será probablemente el primer debate presidencial el 3 de octubre. El primer debate siempre es uno de los momentos clave en la campaña, incluso a los votantes casuales les gusta verlo y tener una idea de los dos candidatos.

Si Romney puede dar un discurso convincente para su propia elección sin aparecer atacando al presidente, él podría hacer que la carrera se volviera tensa nuevamente. Romney trató de golpear esa nota durante su discurso de aceptación en la convención, cuando adoptó una suerte de tono afligido tratando de convencer a los votantes indecisos de que el presidente no fue capaz de hacer todo lo que ellos esperaban y que ahora es tiempo de un cambio.

Romney tiene que lidiar con el hecho de que probablemente a los votantes siempre les gustará más Barack Obama y eso significa de que él tendrá que atraer sus cabezas, no sus corazones. De seguro, fue fácil vender a la extrema derecha la idea de sacar a Obama de la oficina.

Pero hacerse una idea de cómo manejar a los votantes indecisos que están decepcionados del presidente y al menos abiertos a la idea de apoyar al nominado republicano es un desafío mucho más matizado y sutil. Y es un desafío que la campaña de Romney no ha sido capaz de resolver.
Obama usó su habitual don retórico en la Convención del Partido Demócrata.
Obama usó su habitual don retórico en la Convención del Partido Demócrata.

La Convención Demócrata es un potencial punto de inflexión en la campaña del presidente para ser reelegido.

Dice que los votantes enfrentan una decisión crítica

Barack Obama dio su mejor disparo el jueves en la noche y eso debería darle un impulso a los dos últimos meses de su carrera para ser reelegido como presidente. Esencialmente, Obama intentó poner sobre la mesa que mientras algunas cosas no han ido tan bien como todos esperaban cuando fue elegido por primera vez hace cuatro años, su camino es la mejor forma de avanzar.

Obama usó su habitual don retórico en la Convención del Partido Demócrata aquí en Charlotte, Carolina del Norte, y los delegados fueron entusiastas para reaccionar a cada palabra. Pero él tuvo la dura prueba de hablar después del discurso que la primera dama, Michelle Obama, dio en la noche de apertura, seguido por otro del ex presidente Bill Clinton el miércoles.

El presidente enfocó su discurso de aceptación de la nominación en el futuro, diciéndoles a los votantes que ellos tienen la decisión en esta elección como en ninguna otra de los pasados 25 años. Poniendo esa decisión respecto del futuro, Obama espera que suficientes votantes pasen por alto su poco estelar record en la economía y le den otros cuatro años.

El ambiente en la calle luego de su discurso era electrizante. Miles de delegados y adherentes de Obama inundaron el centro de Charlotte, algunos cantando y gritando consignas. Claramente para esos asistentes a la convención, la energía está de vuelta. Quizás no como hace cuatro años, pero en los últimos días en la convención pueden haber sido suficientes para volver a energizar los espíritus demócratas.

En las horas previas al discurso, veintenas de delegados se dirigían al lugar de la convención de manera vertiginosa. Y el entusiasmo se mostró durante el discurso del presidente, con delegados gritando, vitoreando y pasándolo muy bien cuando el presidente planteaba sus argumentos.

Seguir las variables encuestas

La pregunta ahora es qué tipo de variaciones después de la convención encontrará el presidente en los dos meses finales de la campaña. Hablé con el connotado encuestador demócrata Stan Greenberg, quien dice que el discurso de Obama vino en un momento crítico de la campaña, una oportunidad real para los demócratas de poner a la vista las diferencias entre ellos y la opción republicana liderada por Mitt Romney.

Greeberg dice que la opción Romney-Ryan obtuvo un salto mínimo luego de la convención republicana en Tampa, Florida, la semana pasada, en gran parte por la incorporación de Paul Ryan como el candidato vicepresidencial. Él dice que la fuerte reacción pública al discurso de Obama junto una suave y energizante Convención Demócrata podría impulsar al presidente tres o cuatro puntos por sobre Romney en las encuestas de opinión pública que aparezcan en las últimas ocho semanas de campaña.

Puede parecer que esto no es mucho, pero muchos estrategas dicen que en una carrera estrecha esto puede ser determinante, lo que significa que la convención potencialmente fue un punto de inflexión para Obama y sus partidarios demócratas.

Pero aún es temprano y muchas cosas pueden pasar todavía, como los debates entre Obama y Romney. El primero será el 3 de octubre en Denver.

Los puntos fuertes de la Convención: La señora O y “Daddy-O”

Sin lugar a dudas, las tres principales estrellas demócratas fueron –no necesariamente en este orden- la primera dama Michelle Obama (señora O), el ex presidente Bill Clinton (Daddy-O) y, por supuesto, el presidente Obama (¿la gran O?). Probablemente deberíamos también considerar al alcalde de San Antonio, Julian Castro, quien dio la nota alta en la noche de apertura.

Mirando hacia atrás a la Convención Republicana, Ann Romney tuvo un discurso sólido que llenó en parte los vacíos sobre su esposo Mitt. Pero dos días después de su discurso, los delegados estaban aún zumbando con el trabajo que hizo Michelle Obama en nombre de su esposo la noche del martes.

Hay una cualidad fría, a veces distante del presidente Obama que en ocasiones empaña su habilidad para conectarse con los votantes. Pero Michelle Obama dio el antídoto para ello cuando habló en la convención. Muchos delegados, especialmente mujeres, tuvieron una emotiva reacción.

Los demócratas parecen ser muy efectivos tratando de maximizar la ventaja que tienen en ciertos grupos de votantes: las mujeres, quienes actualmente son la mayoría de los votantes, los hispanos y los afroestadounidenses. Dado el desafío de este año de tratar de replicar la asistencia record entre los jóvenes y quienes votaban por primera vez, los demócratas cuentan con la convención para volver a dar energía a esos grupos críticos de votantes en los que el presidente tiene una gran ventaja sobre Romney y asegurarse de que ellos saldrán a votar en noviembre.

¿Qué convención fue mejor, después de todo?

De forma un poco inesperada, encontré más energía en el cónclave demócrata en Charlotte que en Tampa con los republicanos.

Miren, los republicanos han estado emocionados por dos años con la idea de derrotar al presidente Obama. Todo el conservadurismo del Tea Party y la toma del poder en la Casa de Representantes vino justo como anticipo del evento principal: vencer al presidente Obama en 2012.

Así que, sí, los republicanos estaban mentalizados en Tampa para unirse bajo el eslogan que dice “Derrotar a Obama”, en vez “Amamos a Mitt”. Queda la sensación en Tampa de que la mayoría de los republicanos sentían que hacían lo que tenían que hacer: apoyar a Romney más con sus cabezas que sus corazones y alistarse para los dos últimos meses de la campaña.

Pero en Charlotte, los demócratas parecían estar listos para el ataque. Es como si toda la energía demócrata hubiera salido ahí, sin explotar y ahora es cuando está lista para desatarse.

Los demócratas aún tienen sus desafíos. ¿Han ganado suficientes votantes indecisos? ¿Volverán los jóvenes a convertirse en verdaderas manadas por el presidente? ¿Pueden hacer calzar el nivel de excitación y compromiso entre los demócratas partidarios, especialmente mujeres solteras, hispanas y jóvenes?

Pero después de su convención, es más fácil creer que los demócratas deberían ser capaces de hacer una participación mejor de lo que los expertos han predicho. No es algo cerrado y puede pasar mucho entre hoy y el 6 de noviembre, pero la mayoría de los demócratas con los que he hablado sienten mucha más confianza acerca de las posibilidades del presidente después de Charlotte que antes.

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