Viernes, día de protestas, los partidarios y detractores del presidente yemení Ali Abdullah Saleh tenían previsto reunirse masivamente ante la amenaza de un país que se encuentra al borde de una guerra civil.
Más de 40 yemeníes murieron el día anterior, cuatro días después del último fracaso en las negociaciones de los países del Golfo Pérsico con el presidente Saleh, quien se había comprometido a firmar su renuncia y abandonar el país que ya cuenta su cuarto mes de protestas.
Pero las luchas entre facciones de la oposición y las fuerzas que respaldan a Saleh se vuelven cada vez más sangrientas en una semana en la que los muertos ya suman más de 80.
Un mensaje de texto señala que el objetivo era "poner de manifiesto el carácter pacífico de la revolución y el rechazo de los esfuerzos para sumir el país en una guerra civil", señala la agencia France Press.
Los partidarios de Saleh dieron la vuelta al sentido tradicional que están cobrando los Viernes de oración en protesta, y preconizó su propio ‘Viernes de la Ley y el Orden’ en el que anunciaron que la manifestación prevé "condenar los delitos contra nuestros derechos y la rebelión contra el país".
El rumor de que Yemen está al borde de la quiebra financiera, se ha extendido entre los ciudadanos, lo que genera inquietud sobre el posible estallido de una guerra civil. También su vecina Arabia Saudita ha saltado las alarmas ante los riesgos de la seguridad regional que eso podría suponer en su territorio.