La Agencia de Derechos Humanos de las Naciones Unidas recibió informes de que las tropas yemeníes mataron a más de 50 manifestantes anti gubernamentales en la ciudad de Taiz en los últimos dos días.
La jefa de la agencia de la ONU sobre DD.HH. Navi Pillay, condenó el uso de la fuerza contra los manifestantes por parte del gobierno yemení, calificándolo como actos reprensibles y exhortó al gobierno a asegurarse de que los derechos humanos de sus ciudadanos sean protegidos.
La funcionaria también criticó a las fuerzas de seguridad por ocupar un hospital en Taiz y destruir una clínica cerca de un campamento de manifestantes. Pillay indicó que el personal médico y las instalaciones nunca debieron ser un objetivo de las fuerzas gubernamentales.
Mientras tanto, continúan los combates en Taiz y Zinjibar, y se reiniciaron en Sanáa, la capital, indicando el cese del alto el fuego que se había proclamado entre los líderes tribales y las fuerzas leales al presidente Ali Abdullah Saleh.
Líderes opositores y disidentes del ejército habían acusado a Saleh de ofrecer a al-Qaeda la ciudad de Zinjibar, en el golfo de Adén, a cambio de su apoyo y del de otros islamistas.
La quiebra financiera y el inminente comienzo de una guerra civil persiguen a Yemen ante el temor internacional de que el país se convierta en la sede de insurgentes de al Qaeda, amenazando la región rica en petróleo, vecina de Arabia Saudita, el mayor exportador mundial de crudo.
Al menos 300 yemeníes han perdido la vida en meses de protestas inspiradas por las revueltas que derrocaron a los dictadores de Túnez y Egipto en enero y febrero.