El presidente yemení, Ali Abdullah Saleh, rechazó de nuevo firmar su renuncia, la tercera vez que el plan propuesto por el Consejo del Golfo fracasa a último minuto, a pesar de la presión de los mediadores para que el mandatario abandone el poder.
Saleh ha repetido el argumento de que los militantes de al-Qaeda podrían llenar un vacío político y de seguridad que podría quedar si él saliera, en un discurso televisado, en el que culpó a la oposición por el fracaso del plan.
"Si Yemen entra en una guerra civil, ellos serán responsables de esto y del baño de sangre", dijo Saleh.
El Consejo del Golfo ofrecía a Saleh inmunidad de ser juzgado si aceptaba el acuerdo tras 33 años de gobierno. Durante el fin de semana, leales al mandatario rodearon la embajada de Emiratos Árabes Unidos, donde se encontraban reunidos representantes de varias naciones que trabajaban para resolver la crisis.
Testigos dicen que los embajadores de EE.UU., Gran Bretaña y las naciones del Golfo Pérsico están siendo evacuados en helicóptero tras quedar atrapados en la embajada.
Los partidarios de Saleh también bloquearon carreteras y vagaban por las calles cercanas a la misión.
La oposición al mandatario había firmado el pacto bajo la promesa de que el presidente firmaría el acuerdo después.
Mientras tanto, la plaza central de Sana, símbolo de las protestas, continúa llena de manifestantes antigubernamentales.