Mucho esfuerzo, poco básquetbol. La tercera final de la NBA, la primera en Dallas, entre los Mavericks locales y el Heat de Miami, mostró los ajustes de ambos técnicos en la marca, pero también reveló algo tradicional de los encuentros de postemporada, cuando los mismos equipos se enfrentan de forma consecutivas: cada vez gustan menos uno del otro.
El encuentro tuvo mucho del segundo partido y menos del primero, donde el Heat desbordó a los Mavs. Sin embargo, el resultado fue el mismo, victoria de Miami sobre Dallas, aunque esta vez a penas por 88 a 86.
La dinámica del juego se repitió una y otra vez, los Heat disfrutaron de buenas rachas que les permitieron abrir hasta 14 puntos de diferencia, y una vez tras otra los Mavs consiguieron reducir la diferencia.
Dirk Nowitzki fue un azote para la defensa del Heat. El alemán no encontró obstáculos para llegar a anotar ante una defensa impotente para controlar sus lanzamientos.
Sin embargo pese a marcar 34 puntos, Nowitzki perdió una pelota faltando 30 segundos y falló el último lanzamiento con un segundo por jugar, lo que decretó la victoria de Miami.
Por su parte, Dwayne Wade volvió a estar a la altura de una final, liderando a los visitantes de principio a fin marcando 29 puntos, pero sin la compañía que era de esperar de los otros dos grandes, LeBron James y Chris Bosh.
Especialmente James cometió muchos errores ofensivos, perdiendo muchas pelotas y errando un triple a 5 segundos del final que podía haber sellado el juego.
En cambio, Chris Bosh, que sobre todo en la primera parte estuvo muy errático, anotando sólo 2 de 9 lanzamientos de campo, fue el responsable de la victoria con una gran anotación a falta de 40 segundos, que definió el marcador.
La serie continúa el martes 7 de junio de 2011 en Dallas, y los Mavs tienen dos tareas por hacer: recuperar a un equipo veterano y encontrar otras opciones ofensivas. Mientras tanto, Miami sigue esperando que LeBron James vuelva a ser un factor decisivo, después de dos partidos muy apagado.