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Elecciones 2012

Barack Obama en campaña en Cleveland, Ohio.
Barack Obama en campaña en Cleveland, Ohio.
Obama y Romney con espacio para equivocarse

A menos de cuatro meses para las elecciones, la campaña presidencial del 2012 todavía parece muy cerrada. La última encuesta del Washington Post-ABC News muestra al presidente Barack Obama y a Mitt Romney empatados con el 47% cada uno y que la preocupación por la economía sigue siendo el motor de la elección.

La encuesta muestra también que más votantes se están decidiendo hacia un lado o hacia el otro y eso deja un grupo relativamente reducido de indecisos puros como objetivo a conseguir de aquí a noviembre.

El sondeo del Post-ABC encontró que unos dos tercios de los consultados creen que el país está seriamente fuera de rumbo, una mala noticia para el presidente. Por otro lado, a Obama le va mucho mejor que a Romney en el tema de la simpatía.

Cincuenta y ocho por ciento de los entrevistados creen que el presidente va a ganar en noviembre, comparado con 33% que escogen a Romney. Noventa y cuatro por ciento de los partidarios de Obama creen que el presidente ganará y 24% de los seguidores de Romney también creen que ese será el resultado, mientras que el 66% de los que votarían por Romney piensan que su candidato saldrá victorioso.

Las encuestas recientes sugieren que, a medida que se acerca noviembre, ambos candidatos, el presidente Obama y su supuesto rival republicano, Mitt Romney, tienen, cada uno, presumibles fortalezas y debilidades. Así que ahora es un buen momento para revisarlas.

Las ventajas de Obama

Primero, Barack Obama está en funciones y los presidentes en funciones son difíciles de vencer. Desde el fin de la II Guerra Mundial, solo dos presidentes en funciones han fracasado en ganar un segundo período. El demócrata Jimmy Carter perdió ante el republicano Ronald Reagan en 1980 y el republicano George H. W. Bush fue derrotado por el demócrata Bill Clinton en 1992. (No incluyo la derrota de Gerald Ford a manos de Carter en 1976 porque, en primer lugar, Ford fue presidente pero nunca fue electo como tal).

Los partidarios de Obama serían inteligentes en mantener en mente que si bien ser el presidente tiene ventajas, un presidente que intenta reelegirse se vuelve más vulnerable cuando los votantes piensan que la economía de la nación se ha debilitado, como fueron los casos en la derrota de Carter en 1980 y de Bush en 1992.

Si Obama va a ganar un segundo período este año, va a tener que encontrar la manera de contrarrestar la narrativa promovida por la campaña de Romney y por los republicanos en general, que Barack Obama es un fracaso de presidente en lo que a la economía se refiere.

La estrategia del Colegio Electoral del presidente

Otra ventaja que tiene Obama es la cantidad de formas en que él puede llegar a los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para ganar un segundo período.
Obama se apuntó una gran victoria sobre el republicano John McCain hace cuatro años, no solo en el voto popular (53 a 46%), sino también en el recuento de votos en el Colegio Electoral (365-173). El presidente puede perder este año algunos de los Estados que ganó en 2008 y aun así ganar la elección porque parece tener más opciones para reunir la coalición de Estados necesaria y llegar al número mágico de 270 votos electorales.

La mayoría de expertos creen que el presidente va volver a tener problema este año para ganar estados como Indiana y Carolina del Norte, donde los electores parecen decepcionados por su trabajo y se inclinan por los republicanos. Pero mientras Obama pueda mantener algunos de los estados decisivos como Colorado, Ohio, Florida y Virginia, va a tener una pequeña ventaja electoral sobre Mitt Romney en noviembre. Por supuesto que mantener la ventaja en los próximos meses en medio de una lánguida economía va a ser un gran reto para la campaña de Obama.

Finalmente, los sondeos de opinión muestran que el presidente tiene una gran ventaja en simpatía sobre Mitt Romney. Las encuestas muestran que a muchos votantes les agrada el presidente de manera personal aunque están decepcionados por el resultado de su gobierno. Esa es una razón por la cual la campaña de Obama ya ha gastado tanto dinero pasando anuncios negativos de televisión en contra de Romney en estados decisivos como Virginia y Ohio.

El presidente está tratando de seguir al pie de la letra una página del manual de campaña de su predecesor republicano, George W. Bush. En la campaña del 2004, Karl Rove, el estratega de Bush, se propuso definir al candidato demócrata John Kerry de manera negativa antes de que los votantes tuvieran una idea clara de por quién querían votar. La estrategia funcionó porque puso a Kerry a la defensiva en lo que se suponía era su fuerte –su experiencia militar durante la guerra de Vietnam—y eso ayudó a que Bush ganara una elección bastante cerrada ese noviembre.

A esta estrategia hay que añadirle los ataques coordinados que subrayan el hecho de que Mitt Romney tiene cuentas de banco en paraísos fiscales, en Suiza y otros lugares, tratando de probar de que las tiene para evitar pagar impuestos en Estados Unidos. Un vocero de Romney dice que el ex gobernador de Massachusetts ha pagado todos sus impuestos y que su renta imponible es la misma que si el fondo de inversión estuviera en Estados Unidos.

Las ventajas de Romney

El candidato republicano Mitt Romney habla durante un mitín en Forth Worth, Texas.
El candidato republicano Mitt Romney habla durante un mitín en Forth Worth, Texas.
Él no es presidente y eso es bueno si el 2012 se convierte en un año de cambio de presidente, algo de lo que se benefició Obama hace cuatro años. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son usualmente un referéndum sobre el que está en funciones y si las noticias sobre la débil economía siguen igual o empeoran, los votantes estarán tentados a mostrar su descontento con el presidente y probar con alguien nuevo.

La campaña de Obama está gastando decenas de millones dólares tratando de definir a Mitt Romney antes de que la campaña llegue a su punto álgido y hay evidencias que parecen mostrar que los anuncios negativos están haciendo daño a Romney en los estados más disputados como Florida, Ohio y Virginia.

Sin embargo, todo eso se va a olvidar el día de la elección si los electores deciden que la economía está mal y que Obama simplemente no está para componerla. La campaña de Romney apuesta a que la mayoría de los independientes o votantes fluctuantes van a sacar esa conclusión y le van a inclinar la elección a su favor.

Una segunda ventaja para Romney parece ser el dinero. El total de fondos recolectados en junio muestran que los de Romney han conseguido $106 millones, bastante más que los $71 millones de Obama en ese mismo mes. Esto significa que dos meses seguidos Romney ha prevalecido sobre el presidente en este rubro.

Hace cuatro años, el republicano John McCain fue superado enormemente por la máquina de recolección de fondos detrás de Barack Obama que le sirvió para conseguir impresionantes victorias no solo en los estados decisivos, sino también donde los demócratas no habían ganado durante décadas como Indiana, Carolina del Norte y Virginia.

Pero este año, la máquina republicana de fondos está captando el dinero y la influencia de los llamados grupos Super Pac (Comités de acción política por sus siglas en inglés) que pueden resultar enormemente útiles para los esfuerzos de Romney en noviembre. La campaña de Obama ha gastado mucho dinero últimamente para exponer el récord de Romney como hombre de negocios y como gobernador, pero ese esfuerzo consume el dinero disponible. Romney y sus aliados están guardando su dinero para más tarde cuando se espera que hagan un esfuerzo final por conquistar votantes con una variante de la famosa frase de Ronald Reagan en su debate de 1980 con el presidente Jimmy Carter --¿Estás mejor hoy que hace cuatro años?

El entusiasmo de los votantes es un factor grande

La tercera ventaja de Romney será el entusiasmo de los electores. Los republicanos están más ansiosos por ir a votar este año que en 2008, más que todo porque que quieren sacar a Obama de la presidencia. Los conservadores puede que no adoren a Mitt Romney como candidato republicano, pero van a salir en hordas con tal de negarle la reelección al presidente.

Los activistas del Tea Party lideraron el camino en 2010 con su ira por el rescate de los bancos y la ley de salubridad. Eso ayudó a los republicanos a recuperar el control de la Casa de Representantes y aumentar su número de puestos en el Senado.

La actividad del Tea Party llegó a su climax hace dos años y puede resultar difícil repetirla este año. Pero el presidente Obama y los demócratas están seguros de que a ellos les va a costar más este año hacer que sus partidarios salgan a votar, especialmente a los estudiantes universitarios y a las minorías que salieron en masa en el 2008, muchos votando por primera vez.

Muchos de ellos están decepcionados de Obama y van a necesitar más trabajo para que voten en noviembre. Yo no creo que haya que rogar a muchos republicanos para que salgan. Así que, hasta cierto punto, la elección del 2012 está convirtiéndose en una elección de movilización –de salir a conseguir votos—para ambos partidos, con relativamente pocos indecisos en el medio cambiando de un lado al otro en las semanas finales.
Partidarios de la ley de salud del presidente Barack Obama celebran la decisión de la Corte de refrendar la ley.
Partidarios de la ley de salud del presidente Barack Obama celebran la decisión de la Corte de refrendar la ley.

Es una victoria legal inesperada para el presidente y sus partidarios demócratas, pero la decisión de la Corte Suprema también pudiera encender a los partidarios de Mitt Romney.

Cómo se podrían beneficiar Obama y Romney

Pocos esperaban que la batalla legal sobre la ley de salud del presidente Barack Obama saliera como salió. La mayor parte de expertos predecían que una mayoría de los nueve jueces de la Corte Suprema derogaría al menos parte de la reforma de salud, con muchos apostando a que el llamado mandato individual sería declarado inconstitucional. Esta opinión se debe a que, generalmente, la corte tiende a la derecha, con cinco de los jueces defendiendo las más de las veces los puntos de vista conservadores sobre los casos que se presentan a la Corte, mientras los otros cuatro son vistos como el bloque más liberal.

El mandato en la ley de salud requiere que los estadounidenses compren seguro de salud antes de 2014 o que el gobierno federal los penalice. El juez presidente de la Corte, John Roberts, formó una alianza inusual con los cuatro jueces consistentemente liberales, la cual derivó en la decisión 5-4 que ratificó la ley de salud, incluyendo el mandato individual. El razonamiento de Roberts fue que el esquema de penalización del gobierno para aquellos que no compren seguro era similar a una imposición de impuestos, como los de los cigarrillos, y por lo tanto, es válida bajo la Constitución.

Los cuatro jueces conservadores, mientras tanto, querían derogar la ley de salud entera, incluyendo aquellas provisiones que se ha comprobado son populares, como la de mantener a los jóvenes bajo el seguro de salud de los padres hasta los 26 años y la de impedir que las compañías de seguro negaran cobertura basadas en condiciones médicas pre-existentes, a partir del 2014.

Roberts sí se unió a sus colegas conservadores para rechazar un argumento clave hecho por el gobierno de Obama, de que el Congreso tiene la potestad de requerir que la mayor parte de los estadounidenses compren seguro de salud. Esta parte del fallo podría limitar intentos futuros del Congreso de regular las actividades empresariales bajo lo que se conoce como la “cláusula de Comercio” de la Constitución. Pero luego de hacerse del lado de los conservadores en este punto, Roberts procede luego a salvar la ley insignia del presidente al aliarse con los jueces liberales para encontrar que el mandato individual es constitucional como un impuesto para aquellos que no desean comprar seguro.

Impacto Político

Aquí hay algo para las dos partes. Es una victoria legal inesperada para el presidente y sus partidarios demócratas, muchos de los cuales estaban resignados a recibir malas noticias de la Corte e incluso de que la ley entera fuera derogada. Así que con ese resultado, la campaña de Obama espera que el fallo energice a los partidarios del presidente en las elecciones de noviembre. Los partidarios de Obama votaron en cantidades récord en 2008 y la campaña había temido desde hace tiempo que una disminución en la intensidad demócrata pudiera negarles un segundo período.

Pero la decisión de la Corte Suprema también pudiera encender a los partidarios de Mitt Romney. Muchos conservadores se sintieron traicionados por el fallo de la corte, habiendo esperado que al menos el mandato individual fuera rechazado y a lo más, que la ley entera hubiera sido revocada. Algunos de ellos ya dirigen su ira hacia el juez presidente John Roberts por su papel crucial en moldear una mayoría precaria en la corte que salvó la ley de salud. El descontento puede ser una fuerza poderosa en la política porque como les gusta decir a los estrategas es más fácil hacer que la gente salga a votar contra algo que a favor de algo.

El fallo ha encendido una renovada intensidad entre los miembros del Tea Party, y los republicanos del Congreso ya están preparando un plan para una votación para rechazar la ley de salud el 11 de julio. Ya han votado 30 veces para derogar una parte o la totalidad de la ley, sólo para ser bloqueados una y otra vez por el Senado controlado por los demócratas. Los republicanos saben que derogar la ley está lejos de sus posibilidades este año, pero esperan obligar a tantos demócratas como sea posible a que voten a favor de la ley tanto en la Casa de Representantes como en el Senado y luego sus votos en su contra con publicidad negativa en preparación para la elección de noviembre.

Los partidarios del Tea Party salieron a votar en masa en el 2010 y ayudaron a los republicanos a reconquistar la Casa de Representantes y a ganar más puestos en el Senado, pero había temor entre algunos activistas de que este año no se pudiera igualar sin los números ni los niveles de intensidad. El fallo sobre la ley de salud puede ayudar a los republicanos a conseguir a que estos activistas salgan en noviembre.

Por lo tanto, sí, estas son buenas noticias para el presidente, hasta cierto punto, pero probablemente también encienda a la base conservadora aún más, ahora que saben que ya no hay corte que los salve del “Obamacare” y que la única manera de deshacer esta legislación es sacar al presidente de su oficina en noviembre y elegir más republicanos al Congreso que ayuden a matarla.

Pero también podría complicar las cosas para Mitt Romney. Él fue el autor del mandato individual en la ley de salud de Massachusetts aprobada cuando era gobernador, así que eso pudiera continuar siendo parte de la discusión si la ley de salud se vuelve a debatir durante la campaña. Segundo, Romney quiere enfocarse casi exclusivamente en la economía y plantear el argumento de que Obama tuvo la oportunidad de arreglar las cosas pero no pudo. Enrumbar el debate a temas como la salubridad y la inmigración lo saca de base y le puede costar caro en noviembre.

Impacto en la Corte de Roberts

Claramente, este es el fallo más importante de la Corte desde el caso de 2000 que terminó el impasse sobre la elección presidencial ese año entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore. Ese fallo fue a favor de Bush, pero los sondeos de opinión pública mostraron que la reputación de la corte fue dañada porque mucha gente pensó que se estaba volviendo muy política.

John Roberts estaba consciente de esas críticas cuando fue nominado a la Corte por el presidente Bush en 2005. Durante la audiencia de su confirmación en el Senado, Roberts insistió que él no era un ideólogo y que decidiría los casos en base a fundamentos legales pragmáticos y no en base a argumentos políticos. Roberts también indicó que no buscaría agresivamente razones para darle vuelta a las actuaciones del Congreso, y todos estos factores parecen estar presentas en la decisión de la ley de salud.

Al aceptar junto a los conservadores de la Corte que el Congreso se extralimitó al añadir la obligatoriedad del seguro de salud, Roberts complació a aquellos que ven la ley de salubridad como una clara extralimitación del gobierno federal. Pero luego, al unirse a los jueces liberales para salvar la ley argumentando que el mandato puede ser considerado como impuesto, pareció llevar a la corte de regreso al punto límite de revocar una ley aprobada por el Congreso, sin importar que tan viciado haya sido ese proceso políticamente.

Así que parece que la era de Roberts ha comenzado en la corte. Una forma de verlo es como una filosofía de límites, de tratar de balancear el gobierno central, el poder de los Estados y el poder de las cortes para frenar los conflictos que surjan entre el Congreso y el poder Ejecutivo.

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