Ingrid Pacheco despierta por todos los días a las 5:00 de la mañana. Sin siquiera salir de la cama estira el brazo para alcanzar su teléfono móvil y entrar a Facebook. Twitter no le gusta.
Revisa los nuevos comentarios, las novedades de sus amigos y lo deja por unos minutos mientras toma un baño y se alista para el trabajo. En el proceso revisa de vez en cuando si hay algún cambio en su perfil, y al llegar a la mesa le dedica otros minutos a leer los mensajes que no pudo leer por culpa del sueño. Finalmente anuncia públicamente su inicio oficial del día.
El mundo no es lo que era hace tan sólo diez años.
“Hay un mundo nuevo al cual tenemos que irnos adaptando. Internet es nuestra nueva plaza pública, como antes lo fue físicamente la plaza, lo fue el teatro, el cine, la radio y televisión”, dijo a la Voz de América, Carlos Dada, director y editor general de El Faro, el primer periódico digital en América Latina.
Gracias a este nuevo mundo de información "libre" Ingrid se enteró de que en Egipto “sacaron al presidente. Si no ni me doy cuenta porque no me gustan los periódicos”.
Lo que Ingrid no sabe es que detrás del movimiento que terminó con el régimen de Hosni Mubarak estaba otro joven como ella haciendo uso de la libertad de información que ofrecen Facebook y Twitter aunque con objetivos distintos: movilizando a activistas políticos y expresando sus demandas al resto del mundo. Wael Ghonim, un ejecutivo de Google en Egipto, promovió las protestas, utilizando las plataformas sociales en Internet.
“Estas plataformas le permiten a las personas ser emisores y receptores de comunicación y comunicarse entre ciudadanos, lo que me parece revolucionario en términos de democracia, participación ciudadana y comunicación. Ya no necesitan un medio de comunicación que solía mediar la comunicación entre los ciudadanos. Ahora es una plataforma masiva y libre para todo el que la quiera usar”, explica Dada.
Twitter, Facebook, YouTube, y otros menos populares, dejaron de ser simplemente un servicio de mensajería y se han convertido en poderosas armas políticas. Un término que asusta porque no siempre ofrece resultados positivos.
“Un gobierno inteligente no verá en estas plataformas una amenaza, sino una oportunidad de oro para escuchar las inquietudes y aspiraciones de su población”, dice el periodista y experto en medios de información en Internet.
Lamentablemente no hay tantos gobiernos inteligentes en el mundo. En Túnez los servicios del Gobierno utilizaron un virus informático para obtener las contraseñas de usuarios de Facebook, lo que supuso un grave problema de seguridad para los usuarios y una amenaza directa a la libertad de información. Ghonic, ahora convertido en todo un ícono de la revolución egipcia, también pasó 11 días en prisión luego de que las autoridades lo identificaran cuando encontraron su perfil en Facebook.
Pero el mundo ya cambió y no hay vuelta atrás. Para algunas personas, como el caso de Ingrid, el cambio representa un nuevo estilo de vida más social. Para otros, como los ciudadanos de Marruecos, Bahrein, Argelia, Siria, Irán, Libia, Yemen, Cuba, Nigeria y Venezuela, el cambio representa un desafío y la gran oportunidad de ser escuchados gracias a las nuevas plataformas sociales.
¿Será entonces que en el futuro habrá menos gobiernos corruptos y opresores gracias a Internet? Como bien dice Dada: “Depende del uso que le den los seres humanos”.