Los haitianos abandonan el país o huyen hacia zonas menos afectadas por la violencia de las bandas armadas que mantienen control de buena parte de la capital, Puerto Príncipe.
Miembros de la Organización de los Estados Americanos aprobaron una resolución que apoya la transición democrática en Haití en un acto que aseguran “envía un mensaje claro” sobre el compromiso internacional con la estabilidad en el país caribeño.
La violencia de las pandillas en Haití está generando un éxodo de personas desde Puerto Príncipe, la capital, hacia otros sectores menos problemáticos, pero la situación en el país empeora por días.
El jefe de derechos humanos de la ONU advirtió sobre un "aumento espeluznante" de asesinatos, secuestros y violaciones sexuales en Haití, lo que esta provocando, dijo, un impacto devastador en la población del país caribeño.
Hombres armados arrebataron un vehículo blindado a los guardias del palacio en el centro de la ciudad. Mientras tanto, otras cuatro personas fueron encontradas muertas el lunes en el barrio relativamente exclusivo de Petion-Ville, que se ha visto amenazado por las bandas.
Pandillas criminales han intensificado este mes sus ataques contra escuelas, farmacias, estaciones policiales, el principal aeropuerto internacional y dentro de dos cárceles del país.
Haití necesita entre 4.000 y 5.000 policías internacionales para ayudar a hacer frente a la violencia de las pandillas, recomendó un importante funcionario de la ONU.
La Organización de Naciones Unidas advierte sobre escalada de violencia y muertes en Haití por ejecuciones y linchamientos. Preocupa al organismo la fortificación de las bandas criminales con armamento de guerra.
Los integrantes del consejo señalaron que, en cuanto se instale oficialmente, ayudarán a "reencaminar a Haití por la vía de la legitimidad democrática, la estabilidad y la dignidad”.
En Haití, la oleada de violencia desatada el 29 de febrero ha dejado a miles de familias sin hogar, y no hay refugios a los que puedan acudir, por lo que las necesidades de esta población son cada vez más urgentes.
La lucha de Marie Thérèse y su familia por sobrevivir en un campamento abarrotado subraya las duras realidades que enfrentan los haitianos mientras intentan encontrar seguridad y estabilidad en un país sacudido por la violencia y la escasez.
Se han intensificado los ataques en el centro de la capital haitiana, afectando estructuras críticas, incluyendo una escuela, farmacias, comisarías, el principal aeropuerto internacional, y las dos mayores prisiones, resultando en la fuga de más de 4.000 presos.
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