Portugal aprobó un conjunto de medidas de austeridad para reducir su deuda y restaurar así la confianza de los mercados en las cuentas públicas evitando un rescate financiero.
El gobierno de Portugal rechaza la necesidad de una ayuda de la Unión Europea, como ha sucedido con Grecia e Irlanda.
Ante el temor de los inversionistas, Portugal colocará un monto importante de deuda a la venta, mientras que los analistas aseguran que persistirá la intranquilidad si la UE no prepara un fondo de emergencia para el país.
El Parlamento aprobó el plan de gastos del gobierno para 2011 con amplios recortes que el primer ministro José Sócrates asegura que no hay otra opción. "Este presupuesto incluye medidas muy difíciles y exigentes para todos los portugueses. Pero no hay otra alternativa para sacar a Portugal del centro de una crisis financiera de grandes dimensiones", expresó Sócrates.
Según Sócrates, con estas medidas Portugal disminuirá su déficit presupuestario al 7,3% del Producto Interno Bruto. El déficit había alcanzado en 2009 un 9,3%, el cuarto más alto en la Eurozona.
El gobierno de Portugal insiste en que no desea, ni necesita, asistencia financiera internacional.
Aunque otros sectores consideran necesario el rescate antes o después para impedir la propagación de las dificultades financieras a la vecina España, un país de mayor tamaño y la cuarta mayor economía de Europa.