El papa Benedicto XVI condenó los mortales ataques a las iglesias durante la Navidad en Nigeria y Filipinas, calificándolos como de una “absurda violencia”.
El Sumo Pontífice también denunció el ataque suicida que dejó 45 muertos entre personas que esperaban recibir ayuda en el noroeste de Pakistán.
El papa Benedicto XVI habló frente a los peregrinos en la Plaza de San Pedro, señalando que la tierra “una vez más está bañada de sangre”.
El Papa dijo que se enteró de los ataques durante las celebraciones de la Navidad.