Los líderes de los países del G-20 se proponen concretar un plan de acción que permita recuperar el crecimiento balanceado de sus economías y conjurar a la par los peligros y sobresaltos originados por la crisis de la deuda en algunas de las naciones el viejo continente.
La cumbre del G-20 dio inicio este jueves en la ciudad francesa de Cannes bajo la presión de perfilar y poner en movimiento políticas para el desarrollo económico y social, que han sido momentáneamente eclipsadas por la crisis de la deuda griega y la tormenta política causada en ese país por el primer ministro, George Papandreu.
El rompecabezas griego obligó a los líderes del grupo a realizar numerosas reuniones paralelas, y a celebrar además una minicumbre de los integrantes de la Eurozona con la intención adicional de buscar fórmulas de contención para que el ejemplo de Atenas no se extienda al resto del territorio europeo.
Los líderes del grupo saludaron la decisión de Papandreu de retractarse de su cuestionado plan para convocar a un referéndum sobre el plan europeo de rescate a Grecia.
Los planes del G-20 incluirían inducir a las naciones con un gran déficit presupuestario a implementar una consolidación fiscal, y a las que tengan excedentes comerciales a que incentiven la demanda interna.
Por lo pronto, el grupo se adhirió a un acuerdo multilateral para combatir la evasión fiscal, que incluye de manera especial el intercambio automático de información entre los estados, según informó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El anfitrión de la cumbre, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, dijo que el mensaje común que debe emanar de la reunión es que Europa necesita implementar algo “creíble, ambicioso y rápido” para evitar que las economías más débiles incumplan con sus obligaciones de la deuda.
Sarkozy dijo que la moneda común de los países de la Eurozona, el euro, es el “corazón vivo de Europa” y puntualizó que los miembros de la comunidad no pueden permitir que ésta se deshaga en pedazos.
Los líderes europeos buscan indicios convincentes, además, de que Italia adoptará las reformas necesarias a fin de preservar al país del colapso financiero y evitar que se repita en Roma lo que sucedió en Atenas.
Como trasfondo de la cumbre, el Banco Central Europeo redujo este jueves las tasas de interés en un cuarto de punto con la intención de apuntalar el pálido crecimiento de la Eurozona.
Debido a la crisis de la deuda soberana y a la incertidumbre ocasionada en los mercados, los economistas temen que el crecimiento europeo durante el último trimestre del año en el mejor de los casos sea cercano a cero.