Santiago de Chile revive una nueva protesta de 48 horas a favor de los estudiantes con un comienzo bastante violento en el que se han encontrado barricadas en varios puntos de la capital, además de la quema de autobuses y mobiliario urbano.
Concentrados en varios puntos cercanos a las universidades, los estudiantes han mostrado su resistencia a las fuerzas policiales que intentaban calmar la manifestación de fogatas con la quema de basura, neumáticos y otros objetos, que obligaron a paralizar el tránsito en gran parte de la ciudad de 6 millones de habitantes, en la hora punta de la mañana, provocando interminables atascos.
La protesta se produce tras la ruptura de las conversaciones entre el gobierno y la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) desde el 4 de octubre y después de cinco meses de disputas.
"No hay paro, no existe el paro, sin perjuicio de ello, una vez más tenemos que lamentar que los encapuchados de siempre, los violentistas, los vándalos han realizado una serie de acciones absolutamente condenables", dijo el portavoz del Gobierno, Andrés Chadwick a la agencia France Press.
"Grupos violentistas han establecido barricadas, han hecho fogatas, han tirado bombas molotov a nuestros carabineros y, como si eso fuera poco, han impedido las acciones de un jardín infantil que tuvo que ser evacuado; destruyeron y quemaron un bus del Transantiago", agregó.
La movilización cuenta con el respaldo de unas 70 organizaciones, entre ellas la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país, y el Colegio de Profesores, que llamaron a sus asociados a marchar con los estudiantes.
