“Han subido terriblemente los precios de todo”, afirma Claudia Mercado, una secretaria en la ciudad de La Paz, Bolivia, que ha notado que últimamente tiene que gastar más por alimentos.
Mercado, que cuenta con un salario de $280 dólares mensuales y su esposo de $300 dólares, dice que con tres hijos, deudas en el banco y varios gastos adicionales tiene que restringirse de comprar productos que antes gozaba.
“Por ejemplo 25 mandarinas me costaban de 2 a 3 pesos (.50 centavos de dólar)", mientras que asegura que ahora le cuestan entre 10 a 12 bolivianos ($1.50 dólar). “Ha subido más del 100%”.
Mercado es un ejemplo del efecto que está teniendo el incremento de los precios en las materias primas para los latinoamericanos. Esta realidad es apoyada por un informe publicado por la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) el viernes 14 de octubre de 2011, que indica que los alimentos básicos en la región subieron 40% de precio durante los últimos cuatro años.
El reporte explica que una mayor inflación pueden extender la pobreza y reducir el acceso a los alimentos por parte de la población con menos recursos, en un momento en que el hambre afecta a más de 52 millones de personas en la región.
“Las poblaciones más afectadas son las de los países en desarrollo”, asegura Daniel Gustafson, director la FAO para Norteamérica en conversación con la Voz de América.
Gustafson dice que mientras una familia estadounidense gasta cerca de un 11% anual de su presupuesto en alimentos, una familia latinoamericana puede gastar cerca de un 50% de sus ingresos en los mismos insumos.
“En los países en desarrollo, el 20% de las personas más pobres gastan sus ingresos en comida: granos, maíz, arroz y otros productos no procesados. En EE.UU. aunque el 11% de los ingresos se gasten en alimentos, mucha es comida procesada. Significa que el incremento de los precios de las materias primas no afecta tanto como a los países en desarrollo”, asegura.
Sin embargo, la FAO señala que para los principales productores de alimentos –Argentina, Brasil y México– el nuevo nivel de precios constituye una gran oportunidad de ampliar el valor de sus exportaciones. Mientras que para Bolivia, Perú y Chile puede contrarrestar el impacto con el alto precio de las materias primas que producen (petróleo, oro, cobre).
Pero hasta que los beneficios y las posibilidades de crecimiento para los países de Latinoamérica sean una realidad, muchas personas, como la secretaria boliviana, hacen lo posible para cumplir con sus deudas y gastos.
Mercado asegura que como recibe un salario mensual, tiene que recurrir a prestarse productos de las vendedoras que la conocen, porque de lo contrario “no llegaría a fin de mes”.
“Los pronósticos de la FAO indican que los precios de los alimentos se mantendrán altos por los próximos diez años, a pesar de que haya una pequeña reducción en 2012”, señala Gustafson.