Algunos miembros de la Guardia Nacional de Estados Unidos comenzaron a llegar a la frontera con México mientras funcionarios del gobierno federal siguen discutiendo qué pueden hacer con respecto a la inmigración ilegal.
Los gobernadores republicanos de Texas, Arizona y Nueva México se comprometieron el lunes a enviar a 1.600 miembros de la Guardia Nacional a la frontera, concediendo al presidente Donald Trump parte del contingente que pidió para luchar contra lo que considera es una crisis de llegadas de migrantes y delitos.
El único estado fronterizo que no dio un paso adelante fue California, gobernado por el demócrata Jerry Brown, que no anunció aún si la Guardia Nacional estatal participará en la campaña y que se ha enfrentado en repetidas ocasiones con Trump por su política migratoria.
De acuerdo con la ley federal que Trump invocó en la proclama en la que pidió el envío de tropas, los gobernadores retendrán el mando y el control de elementos y el gobierno federal asumirá el costo de la operación.
Las autoridades californianas siguen estudiando la petición de la Casa Blanca, dijo el portavoz de Brown, Evan Westrup.
Trump dijo la semana pasada que quiere enviar entre 2.000 y 4.000 miembros de la Guardia Nacional a la frontera con México, debido “al desgobierno que continúa en nuestra frontera sur”.
El gobierno de Trump sostiene que el aumento de las detenciones en la frontera con México, que están en línea con las tendencias estacionales de los últimos años, requiere una respuesta inmediata. Los arrestos están muy por debajo de su máximo histórico durante los gobiernos de los expresidentes George W. Bush y Barack Obama, que también desplegaron a la Guardia Nacional en la frontera.
Una caravana de migrantes centroamericanos que se dirigía hacia el norte se detuvo en la Ciudad de México. Trump los había criticado días antes de presentar su plan para reforzar la seguridad en la frontera. Los organizadores de la caravana dijeron que nunca tuvieron la intención de llegar hasta allí.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, dijo que su gobierno evalúa su cooperación con Washington.
En un discurso a un grupo de soldados que se preparaban para partir a la frontera desde una base militar en Phoenix, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, recordó que “misión consiste en proporcionar mano de obra y recursos para apoyar a las agencias policiales federales, estatales, de los condados, tribales y locales para detener el flujo de delincuentes, narcóticos, armas y municiones que están siendo traficados a nuestro estado”.
Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo a la emisora de radio KTSA de San Antonio que su contingente aumentará en 300 efectivos semanalmente hasta alcanzar al menos los 1.000 soldados.
Algunos miembros de la Guardia Nacional estarán armados si son enviados a sitios donde pudieran enfrentar algún peligro, advirtió Abbott, añadiendo que quería “minimizar cualquier idea” de que “nuestra Guardia Nacional se está presentando con bayonetas militares para acometer a cualquiera que esté cruzando la frontera, porque ese no es su papel”.