Un grupo de más de 60 fieles evangélicos cubanos permanecen encerrados en un templo en La Habana, en un retiro espiritual voluntario desde el pasado 21 de agosto que ha desatado gran polémica en la isla.
Entre las personas en el retiro hay 19 menores y 4 mujeres embarazadas, y la iglesia pentecostal Asamblea de Dios acusó de "fanatismo religioso" al pastor involucrado en el incidente, que fue expulsado el año pasado de la congregación.
La iglesia dijo que el pastor Braulio Herrera ocupa de forma "ilegítima" el templo en pleno centro de la capital cubana, y lo responsabilizó de las "consecuencias".
Según un comunicado de la Asamblea de Dios, luego de "recurrir a posturas desafiantes contrarias a la práctica del Evangelio", a Herrera se le retiraron "sus credenciales", tras lo cual asumió "una actitud de rebeldía y desacato".
Familiares y amigos de los fieles han manifestado su temor acerca de lo que pueda suceder, en tanto que la policía mantiene acordonado el sitio para impedir e tránsito de vehículos y peatones y, según dijo, proteger a quienes se hallan dentro del templo.
Willian Herrera, de 26 años e hijo del pastor pentecostal, dijo que todos están allí de forma voluntaria para salvar a Cuba de los pecados, y precisó que sus propósitos son sólo religiosos y no tienen fines políticos.
Herrera dijo que "todo está funcionando perfectamente" dentro del templo y que el retiro se mantendrá "hasta que Dios diga". Las autoridades cubanas enviaron el domingo a un equipo médico para verificar el estado de salud de los menores y las mujeres embarazadas.
Mediante una nota oficial, el gobierno cubano dijo que está tratando de resolver el conflicto originado en el templo.
