Alejado de la ciudad y en la isla de Randall se encuentra el albergue para migrantes más grande de Nueva York. Y también el más peligroso, según cuentan los propios huéspedes. Esta semana se registró una pelea con la policía al desalojar a un migrante y Jennifer Caoli, de origen colombiano y quien allí pernocta, dice que otros migrantes la acosan en el baño.
“Es miedoso, yo para entrar al baño a orinar lo tengo que levantar a él, eso da miedo porque los haitianos se están metiendo a los baños a tocar las mujeres, entonces yo para entrar al baño a orinar o cualquier cosa me toca levantarlo a él o a cualquiera que esté ahí cerquita a decirle que me acompañe porque los haitianos son muchos, son más de población que nosotros y entonces entran siete u ocho y lo cogen a uno en el baño a la fuerza”, narra Jennifer Caoli, Migrante colombiana.
Ella y su esposo estuvieron ocho días en la calle soportando el frío luego de que fueran expulsados del refugio por una pelea por defenderla, según cuenta.
“Se me metió al baño a la fuerza y él se dio cuenta afuera y obviamente se metió a defenderme”, continúa Caoli.
Y fue también en este albergue donde a finales del mes de enero un migrante murió a manos de otro cuando fue apuñalado.
Según el alcalde de la ciudad, en este albergue con capacidad para tres mil personas, los migrantes viven hacinados e irritables mientras esperan sus permisos de trabajo. Entrar o salir de la isla Randall requiere horas de espera y el toque de queda comienza a las 11 pm y termina a las 6 de la mañana.
“Estamos analizando todas los sitios como lo hacemos todos los meses, para asegurarnos de saber dónde ha ocurrido un incidente y si es necesario realizar algún cambio en el plan de seguridad”, dijo Camille Joseph Varlack, Jefe de personal de la alcaldía de Nueva York.
En este albergue, los migrantes duermen en camillas y están mezclados hombres y mujeres que no tienen niños.
Foro