Ante los reiterados llamados de apoyo, la comunidad internacional debatirá el lunes y el martes en Bruselas cómo ayudar a los países de América Latina que acogen a los millones de venezolanos que huyen de su país por la crisis política y humanitaria.
Unos 4,5 millones de venezolanos huyeron de su país rumbo, en un 80% de los casos, a países de la región como Colombia o Perú, en “el desplazamiento de personas más grande en la historia reciente de América Latina”, según Naciones Unidas.
Para concienciar sobre la gravedad de la situación y ayudar a las sociedades de acogida, la Unión Europea (UE) y las agencias de la ONU para las migraciones (OIM) y los refugiados (Acnur) convocaron una conferencia internacional, sin presencia de autoridades venezolanas.
“Los países y comunidades de América Latina y el Caribe que han acogido a millones de venezolanos (…) necesitan nuestro apoyo”, dijo recientemente el director de la OIM, António Vitorino, llamando a “duplicar” los esfuerzos.
En diciembre, Naciones Unidas pidió 738 millones de dólares para ayudar a los venezolanos y a sus países de acogida, un monto que, para un alto funcionario de la ONU, debería duplicarse este año por la continúa marcha de venezolanos, que podrían llegar a los 5,3 millones.
La “Conferencia Internacional de Solidaridad sobre la crisis de los refugiados y los emigrantes venezolanos” no es, sin embargo, una conferencia de donantes, aunque no se descarta que algunos países pongan cifras a su ayuda.
El objetivo es cómo sumar a la comunidad internacional a la respuesta de los gobiernos latinoamericanos, coordinados desde 2018 en el Proceso de Quito, a “una crisis que tarda en resolverse”, según un alto responsable europeo.
Los organizadores esperan, al término de la reunión en la que se abordarán las necesidades de cada país, el eventual anuncio de una conferencia de donantes próximamente, según fuentes comunitarias.
“Antídoto” contra la xenofobia
América Latina, que vio salir a millones de personas hacia Estados Unidos o Europa a fines del siglo XX, está bajo la presión de atender a los venezolanos que en un importante número están migrando por tierra, mar y aire.
Venezuela enfrenta la peor crisis de su historia reciente con una hiperinflación, que dificulta la adquisición de productos básicos y medicamentos, y un estancado pulso entre el gobierno en disputa de Nicolás Maduro y el gobierno encargado de Juan Guaidó.
“Ya no estamos hablando de una situación de emergencia, sino de un apoyo más estructural”, explicó este funcionario comunitario, precisando que las miradas están puestas en la integración, empleo o vivienda en los países de acogida.
Los países de la región tendrán de hecho el protagonismo en las dos jornadas de conferencia, una primera más técnica con el enviado especial de la ONU Eduardo Stein y otra más política, con la presencia de ministros de Exteriores.
Aunque aún no se conoce la lista final de participantes, se espera la presencia de responsables de las agencias de la ONU, de oenegés, de instituciones como el Banco Mundial, así como a los cancilleres de Colombia, Perú y Ecuador, entre otros.
La participación de estos tres últimos no es baladí. De los venezolanos que huyeron de su país desde 2015, Colombia acoge a 1,4 millones, seguida de Perú (860.000), Chile (371.000), Ecuador (330.000) y Brasil (212.000), según la OIM.
La acción de la comunidad internacional busca también a apoyar a esas comunidades de acogida y desactivar eventuales brotes de xenofobia, en una región que registró en las últimas semanas importantes protestas sociales.
“La inversión en las comunidades es clave para tener un antídoto contra el resentimiento local que pueda surgir”, según el responsable de la ONU, que llamó a estar atentos la “evolución política en Venezuela y en toda la región”.