Las protestas de miles de personas en las calles de la capital de Túnez que luego se repitieron con los egipcios en El Cairo y que dieron al traste con ambos gobiernos, de alguna manera parecen haber repercutido grandemente en Europa.
Mientras la conocida como Primavera Árabe cobraba impulso, en partes del viejo continente también estallaron revueltas como la de Atenas, donde miles de personas se manifestaron contra las medidas de austeridad impuestas por el gobierno Griego.
Según Mary Kaldor, profesora en la Escuela de Economía de Londres y quien durante la Guerra Fría fue parte del movimiento opositor en Hungría, se trata del mismo sentimiento de “indignación” en un lado y otro del mundo.
“Creo que hay muchas similitudes entre lo que está sucediendo en Europa y lo que pasa en el mundo árabe”, aseguró.
Recientemente en Londres, se registraron violentos actos de vandalismo callejero en una revuelta mayormente protagonizada por jóvenes sin un claro propósito relacionado con demandas sociales o reclamos políticos.
En Madrid, la capital española, los llamados “indignados” han protagonizado protestas y ocupado la céntrica Plaza del Sol, en demostraciones que según ellos mismos proclamaron han estado inspiradas en lo sucedido hace meses en la Plaza Tahrir de El Cairo.
Owen Tudor, secretario internacional de la TUC, una federación que agrupa a la mayoría de los sindicatos en el Reino Unido, dijo que en Europa se habla de democracia, y en gran parte del norte de África, de dictaduras, “pero muchas de las causas de lo sucedido han sido muy similares, se trata de la crisis económica.”
En Estados Unidos, el fin de semana último, se dio el caso de un robo masivo en una tienda 7-Eleven, en Germantown, Washington, a la que entró de repente una turba de 28 personas y en menos de un minuto agarraron infinidad de artículos y escaparon del establecimiento.
Tan lejos como en la India también se han producido brotes de protestas, en este caso asociadas a una campaña anticorrupción a la que se han sumado decenas de miles de manifestantes.
La campaña está encabezada por el activista social Anna Hazare, quien se declaró en huelga de hambre para presionar a las autoridades indias a que pongan fin a los sobornos, una práctica enraizada en el país y que hasta ahora no había sido objeto de protestas masivas.
