En EE.UU. impera el capitalismo puro. Las empresas son gobernadas en función de asegurar la rentabilidad. Poco se piensa en los días difíciles. Hoy muchos están en el desempleo. Un programa para mantenerlos trabajando no ha logrado el éxito esperado. En Europa mientras tanto, los matices socialistas permiten a los trabajadores recibir subsidios estatales que los mantienen en sus empleos.