Mientras la administración Trump y el Congreso discuten sobre el alcance del nuevo paquete de alivio para energizar la vapuleada economía estadounidense, analistas advierten que las demoras ocasionarán malestares financieros en las poblaciones vulnerables y pueden retrasar la recuperación económica una vez que el virus sea puesto bajo control.
Con la elección presidencial en menos de cuatro semanas, el estatus de las pláticas sobre un nuevo paquete de estímulo económico sigue siendo tenso. A inicios de esta semana, el presidente Donald Trump anunció que estaba cancelando todas las negociaciones hasta después de las elecciones, una postura que posteriormente revirtió. Este mismo viernes, vía Twitter, el mandatario celebró el avance de las negociaciones e instó a los legisladores a actuar "a lo grande".
Mientras tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, reiteró la insistencia de su partido de aprobar un paquete completo de ayuda para negocios en problemas, consumidores y gobiernos estatales y locales, agregando que las discusiones van a continuar.
Un improbable estímulo
Sin embargo, el viernes por la mañana el líder de la mayoría republicana en el senado, Mitch McConnell dijo que un nuevo paquete de estímulo tiene pocas posibilidades de ser aprobado antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Estados Unidos aprobó el programa de estímulo económico más grande de su historia en marzo pasado. La Ley CARES inyectó unos 2 billones de dólares a la economía a través de pagos indirectos a individuos, beneficios ampliados por desempleo, y préstamos condonables a los negocios. El programa logró apalancar los ingresos de los hogares, aún cuando el desempleo alcanzó un 15% en abril.
Sin embargo, el vencimiento en julio de los pagos ampliados por desempleo y el prolongado cierre de muchos negocios se han combinado para dejar a millones de familias estadounidenses al borde de la ruina financiera y muchas compañías al borde de la bancarrota, si acaso no estaban ya insolventes.
Otras fuentes de estímulo fiscal, como recortes a las tasas de intereses y la compra de activos por parte de la Reserva Federal, ya han sido agotados, lo cual significa que lograr que un paquete de estímulo pase por el Congreso es la única esperanza de un impulso económico en el futuro cercano.
“La recuperación ha perdido su impulso, y todos los días los legisladores retrasan el siguiente nuevo paquete fiscal lo cual retrasará más aún la recuperación”, dijo David Wilcox, el exdirector de la División de Investigación y Estadísticas de la Reserva Federal. “Esto es particularmente peligroso y preocupante en un momento cuando la Reserva ya ha usado todos sus recursos, no todas pero casi todas sus municiones, y no está en una posición para ofrecer un empuje material a la actividad económica”.
Mejores números, pero no buenos
Mientras tanto, la tasa de desempleo estadounidense está en un 7,9% y esta semana unos 840.000 estadounidenses adicionales solicitaron beneficios por desempleo. Ambas cifras están reduciéndose pero siguen estando por encima de los niveles previos a la pandemia. Una mejoría estable en los próximos meses están lejos de ser una certeza.
Las pérdidas de empleo resultado de los cierres por el coronavirus se han concentrado en el rango bajo de la distribución de ingresos de Estados Unidos, afectando desproporcionadamente a los estadounidenses más pobres. Mientras los empleos en el rango alto de ingresos han resurgido a niveles más altos que antes de la pandemia, aún había un 20% menos de empleo en el rango inferior.
Casi una de cada tres familias estadounidenses con niños reportó no siempre tener suficiente para comer en los tres meses previos a que se vencieran los beneficios de la Ley CARES. Y Ahora esas familias, que vienen desproporcionadamente de grupos minoritarios, han pasado más de dos meses adicionales sin ayuda ampliada del gobierno federal.
Y mientras el gobierno federal y algunos estados han tomado algunos pasos para prevenir que las familias que se retrasan con sus alquileres sean desalojadas si sus ingresos se vieron afectados por la pandemia, los arrendadores en todo el país afrontan un desastre financiero al acumularse los pagos por alquiler en todo el país.
Wilcox, quien habló en un evento patrocinado por el Instituto Peterson esta semana, advirtió que el impacto negativo en individuos, especialmente niños, podría ser profundo y duradero.
“No sabemos cuáles son los efectos a largo plazo del hambre concentrada, de la incidencia de efectos adversos a la salud, del acceso diferenciado a las oportunidades educativas, y lo que pareciera ser seguro una creciente disparidad en la adquisición de una educación a lo largo de los grupos demográficos del país”, dijo Wilcox.
Efectos en los sectores de negocios
Más allá del impacto en individuos y familias, la pandemia ha tenido un efecto devastador en una variedad de sectores de negocios en Estados Unidos.
Las aerolíneas fueron un beneficiario de la Ley CARES, recibiendo unos 25.000 millones, con la condición de que no podían despedir a ningún empleado hasta el 1 de octubre. Una vez pasada esa fecha y sin ningún nuevo paquete de alivio a la vista, las aerolíneas han empezado a despedir a más de 32.000 empleados.
Chip Rogers, presidente de la Asociación Estadounidense de Hoteles, dijo que “la industria hotelera de Estados Unidos está al borde del colapso".
“No podemos darnos el lujo de dejar morir a miles de pequeños negocios y que se pierdan todos los empleados asociados con ellos por años”, advirtió Rogers.
Los pequeños negocios del país que han recibido préstamos condonables del programa de alivio original, se han logrado mantener con esos fondos, pero otras miles de pequeñas empresas han cerrado, muchas permanentemente, desde el inicio de la pandemia.
La Federación Nacional de Negocios Independientes, un organismo de pequeños empresarios, reportó que la mitad de los dueños de pequeños negocios dicen que necesitan asistencia financiera para continuar operando, y más del 20% cree que se verá forzado a cerrar en los próximos meses si las condiciones no mejoran.
En una declaración, Kevin Kuhlman, el vicepresidente del grupo para relaciones con el gobierno federal, dijo que “muchos negocios y sus empleados no pueden esperar, necesitan que Washington actúe”.