Los negociadores de EE.UU. y China se sentaron este jueves para otra ronda de conversaciones comerciales en medio de una atmósfera de incertidumbre sobre un posible desenlace.
Durante la semana pasada, la retórica y acción de ambas partes pareció hacer que la posibilidad de cualquier progreso substancial en la resolución de la punitiva guerra comercial escasa.
Aunque el jueves en la mañana, después de expresar ambivalencia sobre el resultado final de las negociaciones, el presidente Donald Trump hizo un sorpresivo anuncio vía Twitter que él y el Vice Premier chino Liu He se reunirán en la Casa Blanca el viernes.
El tuit, enviado alrededor de 20 minutos después de que los mercados financieros abrieran, dice: “Gran día de negociaciones con China. Ellos quieres hacer un trato, pero ¿yo quiero? Me reuniré con el Vice Premier mañana en la Casa Blanca”.
La perspectiva de la reunión hizo que el mercado de valores se disparara, al ser interpretado como una señal de que un acuerdo pueda estar más cerca que lo que cualquiera había esperado. Sin embargo, como a la media mañana, el tuit de Trump era la única indicación que las conversaciones, que la mayoría espera de poco fruto, podrían ser más prometedoras de lo que se creía anteriormente.
Las expectativas han sido bajas
La reanudación de las conversaciones de hoy se llevará a cabo con el reloj en marcha hacia un aumento adicional de los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas. Un actual impuesto del 25% sobre 250 mil millones de dólares en productos chinos está previsto que aumente al 30% el 15 de octubre, y un conjunto de impuestos de 15% en más de 150 mil millones de dólares en bienes está previsto que entre en lugar el 15 de diciembre. China ha indicado que, de EE.UU. tener que seguir adelante con estos aumentos, tomará represalias similares.
La guerra comercial ha constado a los consumidores estadounidenses decenas de miles de millones de dólares en aranceles, mucho del cual la administración está canalizando a la ayuda para los agricultores, quienes han sido los más afectados por la interrupción de las relaciones comerciales de larga data. Expertos señalan que es difícil medir con precisión cuán dañina ha sido la guerra para China, pero que el lento crecimiento económico del país parece ser parcialmente atribuible a la lucha comercial.
El impacto global es aún más significativo. En un reporte publicado la semana pasada, el Fondo Monetario Internacional estimó que la guerra comercial entre EE.UU. y China podría tomar una parte de los $700 mil millones de economía global para el final del próximo año, el equivalente a eliminar toda la producción de Suiza del comercio mundial.
Las expectativas todavía son bajas
Los expertos viendo las negociaciones que se dan en Washington dicen que, aunque puede que se algún progreso en los próximos días, es probable que sea de naturaleza incremental, con el aplazamiento de los aumentos de los aranceles siendo el mejor de los escenarios.
“Nadie está esperando un gran trato”, indicó Gary Hufbauer, miembro senior del Instituto Peterson de Economía Internacional. Indicó que es más probable desenlace es un conjunto de “pasos modestos” en los cuales EE.UU. pospone los incrementos de los aranceles, o levanta las sanciones a firmas chinas específicas como el gigante de las telecomunicaciones Huawei, a cambio de simbólicos aumentos en las compras chinas de exportaciones agrícolas estadounidenses, como soja, trigo y cerdo.
William Reinsch, asesor sénior y becario Sholl Chair en negocios internacionales del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, concuerda que las grandes demandas de EE.UU., incluyendo las importantes revisiones de las prácticas comerciales chinas en áreas como la propiedad intelectual y los grandes subsidios económicos a las empresas estatales, es probable que no sean abordadas.
“Lo que (el presidente Donald Trump) quieren que haga (…) básicamente convertiría su mercado en una economía de mercado occidental”, indicó Reinsch. “(El presiente chino) Xi Jinping ha estado yendo en la dirección opuesta”.
El miércoles en la noche, los funcionarios estadounidenses comenzaron a flotar la posibilidad de que la administración suspenderá el aumento de aranceles del 15 de octubre a cambio de que China acepte un pacto cambio que comprometería a China aceptar un tipo de cambio basado en el mercado y abstenerse de una devaluación competitiva de la moneda. Hasta el jueves por la mañana, no había habido respuesta oficial a esa táctica por parte de los chinos.
Trump: “China quiere llegar un acuerdo más que yo”
Incluso cuando el viceprimer ministro chino hizo las rondas en Washington el miércoles, reuniones con funcionarios del Fondo Monetario Internacional, Trump expresó ambivalencia sobre las conversaciones de alto nivel.
En una reunión con reporteros el miércoles, Trumo dijo: “China quiere llegar un acuerdo más que yo”, y reiteró su afirmación de que los aranceles que ha impuesto unilateralmente a los productos chinos, que pagan las empresas estadounidenses que los importan, son un beneficio para Estados Unidos.
“Mire, estoy muy contento en este momento, estaban cobrando miles de millones de dólares en aranceles”, indicó. “Ellos quiere llegar a un acuerdo. La pregunta es “¿quiero yo llegar a un acuerdo?” La respuesta sería que, si llegamos al acuerdo correcto, me encantaría hacerlo. Creo que sería una genial para China también”.
También dijo que no firmaría un acuerdo en el cual los beneficios sean distribuidos equitativamente. “No puede ser un acuerdo 50 – 50”, indicó. “Este tiene que ser un mejor trato para nosotros”.
Por su parte, China también ha estado activamente bajando las expectativas. Un editorial el periódico dirigido por el partido comunista Global Times esta semana decía: “Obviamente hay muchas diferencias comerciales entre los dos países, la actitud de los EE. UU. no es sincera, el área de conflicto se está ampliando y la estratégica desconfianza mutua está aumentando”.
Factores complicados
Por si solos, comentarios como esos por parte de líderes en ambos lados pueden que hayan sido suficientes para descarrilar las conversaciones, que serían la 13a ronda de la serie actual. Pero con Liu preparándose para sentar con el representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer y el secretario del Tesoro Steven Mnuchin el jueves, los problemas que complican las negociaciones están proliferando tan rápidamente que es difícil seguirlos.
El lunes, EE.UU. agregó 28 compañías chinas a la "Lista de entidades" del Departamento de Comercio, la cual efectivamente impide que las empresas estadounidenses hagan negocios con ellas. Las compañías afectadas están todas involucradas con la brutal supresión del gobierno chino a la minoría étnica Uighur en su provincia occidental de Xinjiang, e incluye ocho firmas de tecnología que hacen negocios globales considerables.
El martes, el Departamento de Estado anunció nuevas restricciones a las visas emitidas a altos funcionarios chinos, otra vez relacionando las acciones a la represión de los Uighur en Xinjiang. El secretario de comercio Wilbur Ross siguió el miércoles con un discurso quejándose de las prácticas comerciales chinas, diciendo: “China se ha negado a cambiar su comportamiento. De hecho, sus prácticas comerciales mundiales solo han empeorado”.
China desacreditó los movimientos de la administración Trump como un intento de aumentar el apalancamiento de Estados Unidos antes de las conversaciones. “No importa cuántas fichas de negociación agregue EE.UU. a la guerra comercial, China está preparadas para ellas”, declaró la prensa estatal.
NBA y juicio político
Además del intercambio intergubernamental, hay otros problemas que complican las conversaciones.
Un simple tuit el pasado viernes del gerente general de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) Houston Rockets, en el que expresó su apoyo a los manifestantes a favor de la democracia en Hong Kong, creció en el curso de algunos días, eventualmente resultando que China prohibiera la transmisión de cualquier juego de la NBA a los cientos de millones de fanáticos del deporte en China. Además, los 11 socios chinos oficiales de la liga anunciaron una suspensión de sus relaciones con la liga a partir del miércoles.
Enlodando las aguas aún más está el actual esfuerzo de los demócratas por llevar a juicio político al presidente Trump, lo que ha ido ganando impulso tanto en la Cámara de Representantes como entre el público en general, según las últimas encuestas. Sin embargo, queda por verse cuanto del problema del juicio político de Trump afectará la voluntad de China de llegar a un acuerdo importante con él, ya que las elecciones presidenciales de 2020 están a menos de 13 meses de distancia.