La Unión Europea mantiene su posición común frente a Cuba, supeditada al progreso en derechos humanos y democracia que demuestre La Habana, pero afirmó que estudiará una posible apertura que incite al cambio en la isla, según informaron fuentes diplomáticas a la agencia AFP.
Ante las divisiones sobre qué política aplicar, los diplomáticos se plantean es "si mantenemos esa política o preparamos un instrumento un poco diferente que acompañe el movimiento que parece tener lugar en Cuba", en alusión a las actuales excarcelaciones de disidentes y a lo que parece ser una tímida apertura económica del gobierno.
España lidera junto a Italia, Francia e Irlanda los esfuerzos por reemplazarla por un nuevo acuerdo bilateral más propicia a alentar cambios en la isla que la prevalencia de un duro documento repudiado por La Habana.
Mientras, Alemania defiende una política de "esperar y ver" y República Checa y Eslovaquia figuran entre los países radicalmente opuestos a un cambio, indican.
La nueva apuesta pasaría por "un marco de diálogo" con Cuba para obtener resultados "más eficaces" en cuanto a las reclamaciones europeas para poder acceder a un aperturismo.
"No es cuestión de cambiar radicalmente. En cualquier caso se mantendría la sustancia" de la posición común.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, obtuvo en junio (2010) el acuerdo de la UE para aplazar la revisión de la posición común a la espera de conocer los frutos de la liberación de los 52 presos cubanos.
Paralelamente, el Parlamento europeo anunciará el ganador del Premio Sajarov 2010 a la libertad de conciencia, al que aspira el disidente cubano Guillermo Fariñas que mantuvo una huelga de hambre de 135 días.
Europa "debe seguir siendo fiel a los cambios que pide a Cuba" sin que eso excluya la posibilidad de "crear un nuevo contexto de diálogo", señalaron fuentes diplomáticas.
La posición común, para la cual se requiere unanimidad de los 27 países miembros de la Unión Europea, se reexamina cada año desde su adopción en 1996.
