Miles de sirios gritaban consignas contra el gobierno en una ciudad del sur de país durante los funerales de manifestantes muertos durante una represión de fuerzas gubernamentales el día anterior.
Algunos de los dolientes que acompañaban al cementerio en Daraá a las 15 víctimas que murieron a manos de la Policía, el pasado miércoles 23 de marzo, pedían libertad al tiempo que gritaban “que la sangre de los mártires no se derrama en vano”.
Testigos dicen que hay una fuerte presencia de seguridad en la ciudad, la cual permanece bajo una tensa calma tras casi una semana de mortales enfrentamientos.
Las fuerzas de seguridad sirias dieron muerte a cuatro manifestantes en Daará. Otro activista fue asesinado el pasado domingo y un niño de 11 años murió un día después luego de inhalar gas lacrimógeno.
Activistas dicen que las fuerzas gubernamentales asaltaron un vecindario donde se refugiaban manifestantes. La versión de la prensa estatal siria dice que cuatro personas murieron cuando una “banda de individuos armados atacó a un equipo médico”.
Los manifestantes sirios exigen al presidente Bashar al-Assad que ponga fin a la ley de emergencia, que controle el invasivo aparato de seguridad del estado, libere a los prisioneros políticos y permita la libertad de expresión.
