El gobierno de Siria dijo que 120 miembros de las fuerzas de seguridad murieron cuando “grupos armados” los atacaron en la ciudad de Jisr al-Shughour.
Aparentemente decenas de militares sirios desertaron para unirse a las filas de los rebeldes, lo que significaría una notable fragmentación del régimen del presidente Bashar al-Assad, que ve erosionado semanalmente su poder de 40 años.
Activistas y testigos aseguran que la represión a nivel nacional ha dejado unos 1.300 muertos desde que iniciaron las revueltas para exigir la salida del mandatario Assad, hace tres meses.
Jisr al-Shughour es predominantemente suní, pero en el área hay pueblos alauíes y cristianos.
"Hubo fuego intenso y explosiones muy fuertes del otro lado del río el sábado y domingo", agregó y explicó que no podía ver lo que ocurría desde su casa. "Oímos que hubo matanzas, cadáveres arrojados al río", explicó un testigo bajo condición de anonimato a la agencia The Associated Press.
Un supuesto desertor del ejército, que se identificó como teniente Abdul-Razzaq Tlass, apareció en la televisora al-Yazira e instó a otros oficiales a proteger a los manifestantes contra el régimen.