Una reunión muy esperada entre el presidente estadounidense Joe Biden y el su par chino Xi Jinping está programada para el lunes en Bali, Indonesia, al margen de una cumbre del G-20 de las principales economías del mundo.
Los líderes dialogarán sobre los esfuerzos para mantener y profundizar las líneas de comunicación entre los dos países, gestionar de manera responsable la competencia y trabajar juntos donde se alineen los intereses, según un comunicado de la Casa Blanca.
“El presidente será honesto sobre una serie de nuestras preocupaciones, incluida la actividad de la RPC [República Popular China] que amenaza la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán, así como nuestras preocupaciones de larga data sobre las violaciones de los derechos humanos y, en términos más generales, las preocupaciones que nuestros aliados y socios tienen sobre las prácticas económicas dañinas de China”, dijo un alto funcionario de la administración en una sesión informativa con los periodistas.
Este sería el primer compromiso en persona de Biden con Xi desde que asumió el cargo en 2021. Ambos se reunieron virtualmente y hablaron por teléfono varias veces, incluyendo su más reciente interacción en julio pasado.
La reunión de Bali es un esfuerzo más por mantener abiertas las líneas de comunicación entre los rivales y no se espera que genere ningún tipo de declaración conjunta. “Esta no es realmente una reunión impulsada por los resultados”, dijo el funcionario.
Según el funcionario, Biden planteará temas globales y regionales, entre ellos la guerra en Ucrania y las recientes maniobras de Corea del Norte, que en las últimas semanas lanzó decenas de misiles y desplegó vuelos militares cerca de su frontera con Corea del Sur. El funcionario se negó a dar más detalles sobre qué ayuda específica podría pedirle Biden a Xi para frenar las provocaciones de Kim Jong Un.
Más allá de Taiwán
El ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, dijo en una entrevista el jueves con la Voz de América que Taipei apoya la reunión de Biden y Xi.
“China ha estado amenazando militarmente a Taiwán y tratando de aislarlo internacionalmente. Se niegan a hablar con los funcionarios de Taiwán", dijo Wu. "Por lo tanto, esta es una condición o una situación para que los líderes internacionales piensen en cómo resolver las diferencias entre Taiwán y China, y para establecer un entorno propicio para la paz y la estabilidad en esta región”.
China ve a Taiwán como una provincia descarriada y no ha descartado una invasión.
Más allá del tema de Taiwán, una fuente fricción de larga data entre Beijing y Washington involucra las nuevas reglas de control de exportaciones de EEUU, lanzadas en octubre, sobre tecnología de semiconductores. Las reglas tienen como objetivo restringir la "capacidad de China para comprar y fabricar ciertos chips de alta gama utilizados en aplicaciones militares", según la administración Biden.
Los nuevos controles imponen requisitos de licencia sin precedentes para la venta de chips avanzados, software y una amplia gama de equipos de fabricación de semiconductores que se utilizan para producir chips que impulsan las tecnologías militares y de inteligencia artificial chinas, así como numerosos productos de consumo.
Las reglas constituyen un ataque doble a la industria de semiconductores de China, dijo Matthew Reynolds, miembro del Programa de Economía del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Se centra, por un lado, en mantener los chips más avanzados fuera de China y, por el otro, en evitar que China desarrolle la capacidad de fabricar chips de vanguardia.
A medida que Beijing se ve más presionado por los aranceles y los controles de exportación de EEUU, se acerca a los líderes de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) en su cumbre en Phnom Penh a partir del viernes para acelerar las negociaciones para la “Versión 3.0” del Área de Libre Comercio de China del grupo regional. El primer ministro chino, Li Keqiang, se encuentra en Phnom Penh esta semana para reunirse con los 10 líderes del bloque.
Politícas domésticas
Biden llegará a Bali después de las elecciones de medio término en su país que ha sido extremadamente reñida, tanto así que aún no está claro si los demócratas podrán mantener sus escasas mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes. Mientras tanto, Xi acaba de ser reelegido por el Partido Comunista Chino como su secretario general, asegurando su mandato como líder del país para un tercer periodo que rompe precedentes.
El líder chino probablemente tratará la cumbre del G-20 como su "fiesta de presentación", dijo Yun Sun, director del Programa de China en el Centro Stimson.
“No me sorprendería si Xi Jinping aprovechara estas oportunidades para demostrar que no solo sus relaciones bilaterales con múltiples países están en su mejor forma, sino que también tratará de construir la imagen de China como esta súper superpotencia”, dijo a la VOA.
Biden dijo que le reiterará a Xi que está “buscando competencia, no conflicto”.
“Entonces, lo que quiero hacer con él cuando hablemos es exponer cuáles son nuestras líneas rojas. Comprenda lo que él cree que es de interés nacional crítico para China. Lo que sé es el interés crítico para Estados Unidos y determinar si están o no en conflicto entre sí”, dijo Biden durante una conferencia de prensa el miércoles.
La relación bilateral entre Estados Unidos y China se ha llevado a cabo de manera limitada durante los últimos dos años debido a la tensión entre las dos partes y dado que China prácticamente ha estado cerrada desde el comienzo de la pandemia, explicó Andrew Small, investigador principal del German Marshall Fund en entrevista con la VOA.
“Este será un primer punto en el que quizás se abra un poco más de espacio para algunos intercambios bilaterales esenciales”, dijo. "Algo de eso se ha vuelto innecesariamente difícil debido a esta dinámica, y creo que esta reunión tiene la intención de hacer que eso sea un poco más fácil nuevamente".
[La corresponsal del Departamento de Estado de la VOA, Nike Ching, contribuyó a este informe]
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