La reina Isabel II de Inglaterra visitó el lugar donde se produjo la masacre del Domingo Sangriento, en la que 14 irlandeses murieron a manos de los soldados británicos en 1920.
Como parte especial de la visita real a Irlanda, plagada de símbolos de reconciliación, la presencia de la monarca en el estadio de Croke Park puso de relieve la mejora de las relaciones anglo-irlandeses desde aquellos tiempos turbulentos. El gran estadio deportivo es un lugar venerado por el nacionalismo irlandés.
La Reina Isabel II de Gran Bretaña se reunió en Dublín con la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, al iniciar la primera visita de un monarca británico a esa república desde que Irlanda declaró su independencia en 1916.
Vestida con un abrigo verde esmeralda y sombrero a juego, en honor de sus anfitriones, Isabel II bajó del avión que la trajo desde su país a Dublín, acompañada de su esposo, el Duque de Edimburgo.
"Este es un punto de partida totalmente nuevo para Irlanda y Gran Bretaña", dijo el primer ministro irlandés Enda Kenny. "Espero que (la reina) reciba una bienvenida auténtica y memorable para ella y su comitiva".
Irlanda ha emplazado un operativo de seguridad sin precedentes para la histórica visita de cuatro días, que se realiza a pedido de la presidenta irlandesa Mary McAleese. Unos 8.000 policías y 2.000 soldados resguardan los lugares por donde pasará la monarca.
El ejército irlandés anunció poco antes del arribo de la reina británica que había desactivado una bomba encontrada en el compartimiento de maletas de un autobús en Maynooth, a unos 25 kilómetros de Dublín. El artefacto fue detonado posteriormente en una explosión controlada.
Según un reciente sondeo, el viaje es aprobado por el 81% de los irlandeses, pero disidentes republicanos que se oponen al proceso de paz en Irlanda del Norte dijeron que la soberana no es bienvenida.
