La Oficina Oval, el sitio más destacado de la Casa Blanca, desde donde el presidente firma decretos, se dirige a la nación en momentos críticos y donde recibe a dignatarios extranjeros, fue el primer sitio que fue remozado mientras el mundo seguía atento cómo Donald Trump asumía el cargo de presidente.
Cambiar la decoración elegida por el saliente Joe Biden no podía esperar y antes de las 3:00 p.m. hora local el equipo había hecho los primeros cambios, con una vista distinta del despacho presidencial donde descansa la pieza central: el escritorio Resolute, pieza tallada en madera, donada en 1880 por la Reina Victoria de Inglaterra y alrededor del cual se hicieron los cambios cosméticos.
El periódico estadounidense The Wall Street Journal tuvo acceso exclusivo a la Oficina Oval y la Casa Blanca ha compartido las imágenes publicadas sobre los cambios realizados con algunas comparaciones del antes y el después.
Lo que se mantiene y lo que cambia
El equipo de Trump mantuvo algunos elementos, que en algunos casos habían perdurado desde su primer mandato de 2017 a 2021, como los tapices de paredes, cortinas, y algún par de cuadros que eligió su antecesor de las colecciones de arte de la Casa Blanca.
No obstante, algunos cuadros con personajes históricos, así como bustos y otras esculturas pasaron por el cambio rápido, según los significados de los personajes para cada mandatario.
En otros espacios de la Oficina Oval con cuadros y emblemas sí se hicieron cambios, como devolver al sitio de hace cuatro años las banderas de cada rama del servicio militar y retratos. Durante la gestión de Biden, las astas con los emblemas se habían retirado dejando un espacio menos cargado.
Entre las nuevas piezas que llegan a la Oficina Oval de la Casa Blanca se encuentra una estatuilla de plata de un águila, el ave nacional de Estados Unidos, que llega como parte de las piezas elegidas por el equipo del presidente Trump para engalanar el emblemático espacio.
Estos cambios a toda marcha son considerados por la Asociación Histórica de la Casa Blanca como un “esfuerzo extraordinario” del personal que, en cuestión de horas debe cambiarle la vista al interior al inmueble, a la vez que se realiza la mudanza del presidente saliente con el entrante en simultáneo durante un solo día.
Esta operación no podría ser posible sin un administrador a cargo de los detalles de cada elemento que entra y sale de la mansión de 5.100 metros cuadrados y seis pisos, con un personal asignado cerca de 100 empleados que hasta este lunes estaban a cargo de Robert B. Downing, quien fue seleccionado por la anterior pareja presidencial para gerenciar la mansión.
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