El príncipe Enrique ocupó el martes el espacio para testigos en una sala judicial y juró decir la verdad en su testimonio contra la compañía editora de un tabloide al que acusa de escuchas telefónicas y otras formas de espionaje ilegal.
Tras pasar ante docenas de fotógrafos y cámaras de televisión en la entrada de la corte, Enrique sostuvo la Biblia en una mano para jurar en el Alto Tribunal de Londres, donde había demandado al editor del Daily Mirror.
Enrique acusa a la compañía de emplear técnicas ilegales “a escala industrial” para conseguir exclusivas. Estaba previsto que recibiera preguntas de un abogado de la defensa de Mirror Group Newspapers, que niega los cargos.
Vestido con un traje y corbata oscura, Enrique dijo al abogado de Mirror Group, Andrew Green, que encontró “hostilidad de la prensa desde que nací”. El príncipe acusó a los tabloides de jugar “un papel destructivo” en su infancia y juventud.
El hijo de 38 años del rey Carlos III era el primer miembro de la realeza británica desde el siglo XIX que se sentaba en la banca de testigos de una corte. Un antepasado, el futuro rey Eduardo VII, compareció como testigo en un juicio sobre un escándalo de juego en 1891.
El príncipe ha convertido en su misión exigir responsabilidades a la prensa británica por lo que considera una persecución contra él y su familia.
El abogado del príncipe, David Sherborne, presentó el caso el lunes y afirmó que desde la infancia de Enrique, los periódicos británicos emplearon escuchas y subterfugio para conseguir fragmentos de información que pudieran convertir en exclusivas de primera plana.
Los artículos sobre Enrique suponían grandes ventas para los periódicos, indicó el abogado, y en el periodo cubierto en el caso -de 1996 a 2011- se publicaron unas 2.500 piezas que cubrían todos los aspectos de su vida, desde heridas sufridas en la escuela a su experimentación con marihuana y cocaína, así como los altibajos de sus relaciones sentimentales.
“Nada era sacrosanto o estaba fuera de los límites” para los tabloides, indicó Sherborne.
El pirateo de celulares de celebridades, en el que se adivinaban o utilizaban códigos de seguridad por defecto para escuchar los mensajes de voz, era una práctica generalizada en los tabloides británicos en el principio del siglo XXI. Eso llevó a una crisis existencial del sector cuando se supo en 2011 que News of the World había pirateado el teléfono de una niña asesinada de 13 años. El propietario, Rupert Murdoch, cerró el periódico y varios de sus ejecutivos enfrentaron juicios penales.
Mirror Group ha pagado más de 100 millones de libras (125 millones de dólares) para resolver cientos de denuncias sobre información obtenida de forma ilegal, y en 2015 publicó una disculpa a las víctimas de las escuchas telefónicas.
Sin embargo, el diario niega o no ha admitido ninguna de las acusaciones de Enrique, que se refieren a 33 artículos publicados.
El abogado de Mirror Group, Andrew Green, dijo que “simplemente no hay pruebas que puedan respaldar la conclusión de que el duque de Sussex fue hackeado, mucho menos de forma habitual”.
Green dijo que tenía previsto interrogar al príncipe durante un día y medio.
Se esperaba que Enrique estuviera en la corte el lunes para el inicio del proceso, la primera de varias demandas que llegaba a juicio.
No asistió porque había tomado un vuelo el domingo desde Los Ángeles tras el cumpleaños de su hija de dos años, Lilibet, dijo Sherborne, para evidente enojo del juez, Timothy Fancourt.
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