El presidente francés, Emmanuel Macron, persigue un plan de paz envenenado, afirman los críticos en Europa, que temen que el resultado de sus conversaciones de esta semana con el presidente ruso, Vladimir Putin, podrían fortalecer la posición de Moscú en la crisis de Ucrania.
Se está generando una reacción de rechazo a las visitas de Macron esta semana a Moscú y Kiev entre otros líderes europeos. Les preocupa que el líder francés se haya desviado de un guion acordado y que su debate sobre nuevas garantías de seguridad para Rusia corra el riesgo de alentar al mandatario ruso, Vladimir Putin, en lo que ven como un esfuerzo del Kremlin para restablecer su esfera de influencia sobre las naciones europeas vecinas.
Los detalles de las cinco horas de conversaciones cara a cara que el líder francés sostuvo con Putin el lunes no se han dado a conocer públicamente, pero Macron ha insinuado cambios en la posición de la OTAN, incluida la posibilidad de que Ucrania deje de lado sus esperanzas de unirse a la Alianza Atlántica, lo que alarma a los líderes de algunos Estados miembro.
Les preocupa que Macron se arriesgue a fomentar la política arriesgada y el revanchismo de Rusia y le esté dando a Putin demasiado margen de maniobra, así como herramientas para dividir a la OTAN.
Macron voló de Rusia a Ucrania en una misión para calmar las tensiones y encontrar una solución diplomática para evitar la guerra en un momento de creciente preocupación occidental, ante la posibilidad de que Moscú decida invadir a su vecino, a lo largo de cuyas fronteras ha desplegado unos 140.000 soldados, según las autoridades ucranianas.
Tras su encuentro con Macron, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, estuvo de acuerdo en que había una oportunidad, pero remarcó que el presidente Putin debe demostrar su compromiso. “En general, no confío mucho en las palabras. Por eso creo que todo político puede mostrar su apertura con hechos concretos”, aseveró.
El Kremlin niega tener alguna intención de invadir y tanto Putin como la cancillería insisten en que hablar de guerra es alarmista. Desde el Eliseo aseguran que Macron se ha coordinado completamente con los aliados de Francia, se ha ceñido a un guion acordado y está asumiendo el papel de policía amistoso, dejando que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sea el policía duro con Putin.
Otros, como la primera ministra de Lituania, Ingrida Šimonytė, se han mostrado abiertamente escépticos sobre la misión diplomática del francés en Moscú y se muestra reacia a ofrecer concesiones a Moscú. "La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima", advirtió esta semana.
Un sondeo entre periodistas antes y después de las conversaciones de Macron con Putin por parte de funcionarios franceses sobre la idea de que Ucrania siga siendo un país neutral está causando inquietud, especialmente en las capitales de Europa del Este y los Estados bálticos. Funcionarios franceses han planteado a los periodistas la posibilidad de la "finlandización" de Ucrania.
Finlandia decidió en 1947 no convertirse en miembro de la OTAN y firmó un tratado con Rusia que incluía la limitación del tamaño de su ejército y otras restricciones que restringían la soberanía nacional. Irónicamente, la actual y creciente crisis de Ucrania ha llevado al presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, a plantear la idea de que su país se una a la OTAN.
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