Las autoridades paquistaníes decidieron no realizar el ataque previsto contra el grupo terrorista Haqqani, vinculada con al-Qaeda, pese a la presión recibida por parte de Estados Unidos.
La cadena televisiva CNN citó a un funcionario paquistaní comunicando la orden de abortar la ofensiva contra la red terrorista, al considerar que "no está en condiciones para llevar a cabo una operación en este momento" para incursionar sobre el Haqqani, cuya base se cree que se encuentra en Waziristán, al Norte.
Otro funcionario no identificado, citado previamente por un periódico paquistaní, advirtió que los comandantes militares habían decidido oponerse a las demandas de EE.UU. para realizar una ofensiva contra los Haqqani. El diario dijo que la decisión fue tomada en una reunión especial presidida por el jefe del ejército de Pakistán, Ashfaq Pervez Kayani.
Washington ha acusado a la agencia de inteligencia de Pakistán de apoyar a la red Haqqani y sus ataques contra objetivos estadounidenses en Afganistán, incluido el ataque de este mes en la embajada de EE.UU. en Kabul.
El presidente saliente del Estado Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, dijo ante una audiencia en el Senado que la red Haqqani actúa como un "brazo verdadero" de la agencia de espionaje de Pakistán, y que sus combatientes planearon y ejecutaron los ataques a la embajada de EE.UU. en Kabul y en una base de la OTAN en Afganistán a principios de septiembre.
Tras la declaración del almirante Mullen, la Casa Blanca había solicitado al gobierno de Pakistán "romper todos los vínculos" con los milicianos de la red Haqqani.
Sin embargo, el gobierno de Pakistán y el ejército han rechazado las acusaciones. Mientras tanto, el primer ministro Yousuf Raza Gilani llamó una conferencia especial entre los partidos con el objetivo de formar un frente unido ante las acusaciones estadounidenses dirigidas contra las fuerzas armadas y el ISI. Gilani calificó las acusaciones como una "campaña propagandística".