Diarrea, infecciones respiratorias y enfermedades derivadas por la pérdida de miembros, son la otra amenaza a la niñez y población en Gaza. Durante los cuatro días de tregua, el propio vocero de la UNICEF ha sido testigo de brotes y devastación.
“Pienso en un niño que vi venir de Shifa, que pasó tres o cuatro días en un autobús en esos 40 kilómetros debido a los controles y demás y no había recibido ninguna ayuda. Y le falta la pierna izquierda. El olor era claro que se estaba descomponiendo. Y ese chico tenía metralla por todas partes. Potencialmente estaba ciego y tenía quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo. No es un caso atípico”, recordó James Elder, Vocero de la UNICEF.
Ocho camiones con suministros médicos y alimentos lograron llegar a cuatro albergues en el norte, pero los heridos, muchos de ellos jóvenes, siguen luchando por sus vidas con horrendas heridas de guerra tumbados en colchones improvisados, según la ONU, que trabaja además para documentar el número de amputados que ha dejado el conflicto.
“Esas condiciones crónicas se convertirán en condiciones agudas y los matarán. Así que, con el tiempo, veremos morir a más personas a causa de enfermedades de las que vemos incluso morir a causa de los bombardeos”, advirtió la doctora Margaret Harris, vocera de la Organización Mundial de la Salud.
El Secretario General dijo estar horrorizado por la muerte y destrucción que ha envuelto la región en el marco del Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino que se celebra este 29 de noviembre y pidió por un alto al fuego humanitario a largo plazo y una solución de dos estados sobre la base de las resoluciones de las Naciones Unidas con Jerusalén como capital de ambos.