En una apuesta de alto riesgo político, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, dominada por los republicanos, debe decidir el viernes si cumplirá la promesa de campaña de derogar y reemplazar la ley de cuidado de salud conocida como Obamacare, bajo la advertencia del presidente Donald Trump de dejar esa legislación en vigencia y centrarse en otros temas, si no lo hacen.
No estaba claro al final de la noche del jueves, después de un día de idas y venidas por la Avenida Pensilvania, entre el Capitolio y la Casa Blanca, si los legisladores republicanos tenían suficiente apoyo para aprobar el proyecto de ley de salud que por tanto tiempo han prometido.
Sin embargo, parecían confiar en que a la hora de la verdad hubiera suficientes legisladores que optaran por no sabotear la ley, la incipiente presidencia de Trump y la capacidad de los líderes republicanos para marcar la agenda de la cámara con una dura derrota.
"El presidente ha dicho que quiere la votación mañana", dijo el jueves responsable de presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, a los legisladores, según el representante por Nueva York, Chris Collins, aliado de Trump. "Si por cualquier motivo no se aprueba, simplemente vamos a seguir adelante con otras partes del programa".
El negociante
Trump puso en juego sus dotes de negociador, pero fracasó hasta ahora en convencer al grupo conservador House Freedom Caucus e incluso alienó a algunos moderados, temerosos de su futuro político.
Su fracaso y el del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, en asegurar suficientes votos ha dejado al Partido Republicano en una situación políticamente difícil de la que podría ser difícil escapar, incluso si el proyecto finalmente es aprobado.
"Este es uno de esos momentos en los que tienes que decir quién eres realmente en lo profundo de ti —estás con el Presidente Trump y a favor de derogar y reemplazar el Obamacare, o estás contra el Presidente Trump y en contra de revocar y reemplazar el Obamacare— es así de simple", dijo el representante Bradley Byrne, republicano de Alabama.
"Este es un momento tenso para todos porque estamos llegando a la meta, pero creo que hay deseo de lograr esto y lograrlo de la manera correcta", agregó Byrne a la Voz de América.
Semana de agitación
"Durante siete años y medio, hemos prometido al pueblo estadounidense que revocaremos y sustituiremos esta ley fallida porque se está derrumbando y está fallando a las familias. Y mañana seguiremos adelante", dijo Paul Ryan con brusquedad a la prensa tras programar lo que parecía una de las votaciones más decisivas hasta ahora para Trump y para el propio liderazgo del republicano de Wisconsin.
La agitación de esta semana podría diezmar el capital político del liderazgo republicano, desbaratar los planes de reforma tributaria y de gasto en infraestructura, y arrojar una sombra sobre la batalla presupuestaria que se viene —la cual podría terminar cerrando el gobierno.
"Un presidente [de la Cámara de Representantes] eficaz, un líder eficaz de los republicanos de la Cámara, habría echado un vistazo a este proyecto de ley, entendido que no tenía ninguna posibilidad de ser aprobado y lo habría parado de una sola vez y nunca habría dejado que viera la luz del día", dijo a la VOA John Hudak, un investigador de la Brookings Institution. "Paul Ryan no lo hizo, y no lo hizo a expensas de su propio partido, de su propia bancada y de su propio presidente".
Ryan programó la votación para que coincidiera con el séptimo aniversario de la firma de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, semanas después de introducir la legislación y antes de que pudiera construir un consenso dentro de su propio partido.
"Creo que se puede ver aquí un Congreso que va a salir de esta votación muy preocupado de que su presidente —el presidente de su partido— es incapaz de ayudarles en la tarea de aprobar las legislaciones clave", dijo Hudak.
Los conservadores retienen el proyecto
El House Freedom Caucus, un grupo políticamente conservador de legisladores, ha evitado hasta ahora que el proyecto consiga los votos necesarios para su aprobación, argumentando que la propuesta de Trump y Ryan viola determinados principios de gobierno al mantener vigente demasiadas disposiciones claves del plan de salud del presidente Obama.
“En verdad estamos tratando de llegar a un 'sí', pero ciertamente, hemos hecho peticiones muy razonables y esperamos que esas peticiones razonables sean escuchadas y finalmente acordadas", dijo el presidente del Freedom Caucus, Mark Meadows, después de una reunión de última hora en la Casa Blanca para negociar con Trump.
Trump ha advertido repetidamente a los miembros del caucus que podrían perder en grande en las elecciones de mitad de período de 2018 si no apoyan su proyecto de ley.
"El presidente tiene razón: si los republicanos no aprueban este proyecto de ley, será un problema para ellos. El problema es que aprobar el proyecto de ley también les crea otro problema", dijo Hudak.
En efecto, las concesiones del presidente al caucus alienaron a los republicanos más moderados que temen que los cambios pudieran condenar las oportunidades de que el proyecto de ley sea aprobado en el Senado, arruinando sus propias oportunidades de reelección.
De repente, Trump y Ryan se han encontrado frente a una batalla en dos frentes dentro de su propio partido.
La propuesta
La propuesta republicana elimina las impopulares multas de la ley de Obama para las personas que no contratan seguros médicos y los a menudo generosos subsidios para los que contratan seguros.
En cambio, los consumidores afrontarían una sanción del 30% si dejan que su cobertura expire. Los créditos fiscales contemplados por los republicanos se calcularían en función de la edad y no de los ingresos. Además, la reforma acabaría con la expansión de Medicaid y recortaría fondos federales en el futuro para el programa federal y permitiría que los estados establecieran requisitos sobre algunos de los 70 millones de beneficiarios del sistema.
En un intento de ganar apoyos entre los conservadores, los líderes de la cámara baja propusieron una nueva enmienda a votar el viernes que revocaría el requisito de Obama de que las aseguradoras cubran 10 servicios concretos como la maternidad y los tratamientos de salud mental. Los conservadores han reclamado que se retiren esas y otras condiciones, alegando que dispara los precios de las primas.
Por su parte, muchos moderados se oponen porque creen que la reforma republicana dejaría a muchos votantes sin cobertura médica. Asociaciones médicas, grupos de consumidores y hospitales se han opuesto o expresado reservas, y algunos gobernadores republicanos señalan que la propuesta recorta demasiado Medicaid y dejaría sin cobertura a muchas personas de bajos ingresos.
Estrategia de los demócratas
Mientras tanto, los demócratas de la Cámara han olido sangre en el agua —y una oportunidad política futura—mientras observan los acontecimientos.
Nancy Pelosi, líder de la minoría, dijo a los reporteros que Trump cometió un error “de novato" al apostar su reputación de negociador en un proyecto de ley que ha sido llevado a votación sin consenso del partido.
"Si este proyecto de ley fracasa hoy —día del novato— estoy lista para negociar con ellos sobre cómo podemos avanzar en la incorporación de sus ideas, salvándoles la cara en algunas áreas y haciendo lo que hay que hacer para bien del pueblo estadounidense", dijo Pelosi a los periodistas.
"Los demócratas, por una ocasión, están jugando esto de una manera magistralmente política. Reconocen que lo único peor a que los republicanos no aprueben este proyecto de ley es que los republicanos aprueben el proyecto", dijo Hudak. "Para los demócratas, es ganar-ganar.”
Pelosi dijo a los periodistas que la situación finalmente terminará funcionando a favor de los demócratas, no importa cuál sea el resultado.
"Este es un mal día para ellos", dijo, resumiendo una semana de incertidumbre.
Fern Robinson de VOA contribuyó a este informe. Parte de la información en español ha sido tomada de AP.