Las Fuerzas Armadas estadounidenses despacharon dos bombarderos B-52H al Medio Oriente como parte de un esfuerzo para desalentar a Irán de lanzar posibles ataques en medio de tensiones en la región, según una fuente militar de alto rango.
“El vuelo no fue sobre ninguna acción ofensiva; fue sobre desalentar a Irán de actuar”, dijo la fuente militar a la Voz de América bajo condición de anonimato, agregando que los militares han visto “indicadores preocupantes en Irak” de que Irán o fuerzas respaldadas por Irán podrían estar planificando ataques.
Esos indicadores, junto a la reducción de tropas en Irak y el próximo aniversario del ataque aéreo estadounidense que mató al comandante de las tropas élite Quds, Qassem Soleimani, crean un riesgo “mayor al promedio” para un mal cálculo de Irán, dijo la fuente militar.
Los dos bombarderos B-52H despegaron de la base de la Fuerza Aérea Barksdale, en Luisiana, y no dejaron caer bombas durante su misión de último momento.
En lugar, la misión a la región fue diseñada para desalentar una agresión y para reasegurar a los aliados, según una declaración del Comando Central de las fuerzas armadas, que supervisa las operaciones militares en el Medio Oriente.
Compromiso con la seguridad
"La habilidad de volar bombarderos estratégicos al otro lado del mundo en una misión sin escalas y de integrarla rápidamente con varios aliados regionales demuestra nuestra cercana relación de trabajo y nuestro compromiso compartido con la seguridad regional y la estabilidad”, dijo el jefe del Comando Central, el general Kenneth “Frank” McKenzie, en una declaración.
El mes pasado, el Pentágono anunció que retiraría a 500 soldados de Irak antes de la inauguración presidencial del 20 de enero.
Las tensiones han estado altas entre Estados Unidos e Irán durante el último año.
En diciembre pasado, los militares estadounidenses dijeron que el grupo Kataib Hezbollah, respaldado por Irán, había lanzado un ataque con misiles contra una base en Kirkuk, matando a un contratista estadounidense. Estados Unidos respondió con ataques, culminando en enero con la muerte de Soleimani, quien supervisaba actividades de varias milicias en Irak, así como de Abu Mahdi al-Muhandis, el fundador de Kataib Hezbollah.
Ese mismo mes, Irán respondió con un ataque de misil contra la base aérea Ain al-Asad, en Irak, la cual alberga tropas estadounidenses e internacionales. Ningún soldado estadounidense resultó muerto en el ataque, pero más de 100 soldados sufrieron golpes en la cabeza y lesiones cerebrales.
Ataques estadounidenses posteriores destruyeron cinco depósitos de armas de Kataib Hezbollah en Irak.