Un proyecto multinacional busca medir la sal que hay en la superficie de los océanos.
La agencia espacial de Estados Unidos, NASA, lanzó este viernes un nuevo satélite de observación que medirá la salinidad de los océanos y los científicos tienen la esperanza de aprender sobre la circulación del agua en las grandes superficies acuáticas y qué impacto tiene la salinidad de las aguas marinas en el cambio climático.
El observatorio orbitante llamado Aquarius, valorado en $287 millones de dólares, podrá medir la salinidad de los océanos en un octavo de una cucharada o una pizca de sal por galón (3,78 litros) de agua.
Gary Lagerfloef del Instituto de Investigación de la Tierra y las Ciencias, una organización sin fines de lucro, con sede en Seattle, en el noroccidental estado de Washington, es el principal investigador de la misión Aquarius.
Según Lagerloef, “una de las preguntas principales sobre el clima es: ¿está cambiando el ciclo mundial de agua? Muchos modelos de pronóstico del clima sugieren que cambiará con el tiempo, a medida que el clima se hace más cálido" explicó. Sin embargo, "medir esos cambios en la lluvia sobre el océano es muy, muy difícil. Pero la salinidad es, en realidad, un parámetro muy importante de lo que puede estar pasando”.
El satélite Aquarius generará mapas mensuales sobre la circulación del agua marina en todo el mundo. El satélite está compuesto por instrumentos proporcionados por Canadá, Francia e Italia. La misión es una colaboración entre la NASA y la agencia espacial de Argentina y el nuevo satélite se unirá a otros 13 satélites estadounidenses dedicados a estudiar la Tierra, incluyendo los niveles de lluvia, evaporación, niveles de los mares y vientos.
Los científicos de esta misión estudiarán los cambios en los niveles de sal del océano con un instrumento que construyó la NASA y que ya está en viaje en una nave espacial construida en Argentina.
El cohete partió de la base de Vandenberg de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, ubicado en la costa de California en la noche del jueves 9 de junio de 2011.
Algunos especialistas indican que entender más sobre las variaciones en la concentración de la sal en la superficie de los mares permitiría predecir los cambios climáticos y los eventos a corto plazo.