Más de 4.000 migrantes han hecho su arribo a la ciudad de Nueva York en la última semana y varios, como el caso de Karina, relatan una separación de sus hijos en la frontera. Sin saber lo que estaba pasando, dice que la subieron en un avión hacía Nueva York, pero sin su hija de 19 años.
“A mi hija la llevaron esposada de pies y manos, a mi esposo igual, esposados nos separaron a todos y cuando nos sacaron solo nos sacaron a nosotros y no sabíamos nada de mi hija y cuando nosotros preguntábamos nos decían que ellos no saben español, ‘no Spanish, no Spanish’, nunca nos dijeron nada hasta el día que ayer que mi hija me llamó, que le dieron una llamada, para decirme que ya había salido, pensé que estaba aquí, me dijo, ‘no mami me dejaron en Guayaquil", cuenta Karina Varelas, Migrante ecuatoriana.
A Pilar le pasó lo mismo, la separaron de su esposo y espera todos los días su llamada para saber dónde está. Llegar a Nueva York es el comienzo de otro calvario, pues no hay espacio para alojar a los migrantes y luego de protestas de padres de familia para evitar que los llevaran a dormir a los gimnasios de las escuelas.
El alcalde reevaluó la medida y este miércoles varios autobuses se llevaron a los migrantes desde una escuela en Coney Island a otra locación desconocida hasta el momento. 50 por ciento de los hoteles de la ciudad están ocupados con migrantes y aquellos con niños pequeños temen por su seguridad.
“Los niños corren peligro, tienen que ver, investigarlos bien a ver qué pasar con ellos, porque sí nos ayudan pero no sabemos en qué manos van a estar nuestros niños, qué va a pasar con ellos”, dice Paulina Daza, migrante ecuatoriana.
Según reporta el tabloide Daily News, funcionarios del gobierno local consideran usar las instalaciones de una cárcel que fue cerrada en la isla de Rikers para alojar a los migrantes.