Llegan con lo que tienen puesto, dicen que les quitan todo en la frontera. Para muchos migrantes como esta pareja de hermanos colombianos, este es su primer invierno y nunca se habían enfrentado a temperaturas tan frías.
“Mi salida es tarde, 12, 1 de la mañana y venía con ese frío tenaz, demasiado frío, las manos se me querían reventar, entonces bueno me tocó sufrir”, dice Robinson Reale, que acaba de llegar de Colombia.
Mientras otros se arriesgan a la intemperie en trabajos informales que dependen de la generosidad de la gente, solo para descubrir que nada los mantiene calientes.
Las organizaciones caritativas dependen de donaciones para ayudar con la vestimenta para el invierno a los migrantes. Pero los abrigos resistentes a estas temperaturas son escasos y muchos migrantes ya están enfermos.
"El flu realmente ha sido algo muy impactante en nuestra comunidad. Creo que de cada 10 personas que hablo de los albergues, de los hoteles, de los shelters, o que llegan y están alojados en otros lugares también, hay siete que están enfermos. Los niños realmente muy desabrigados”, comenta el Padre Fabián Arias, Párroco del a Iglesia de San Pedro en Manhattan.
Y este es apenas el comienzo del invierno, siendo los meses más fríos enero y febrero. Muchos de los migrantes no tienen para comprar medicinas antigripales y la temporada de flu sigue en aumento.