El jefe de uno de los más violentos cárteles de la droga de México compareció en una corte de California, tres días después de ser extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico y ocho años después de recibir la primera acusación de contrabando de cocaína a EE.UU.
Bajo estrictas medidas de seguridad, Benjamín Arellano Félix compareció ante un juez en San Diego, y se declaró inocente de los cargos en su contra. Es uno de los más notorios narcotraficantes extraditados durante la administración del presidente mexicano Felipe Calderón.
El juez ordenó a Arellano Félix, de 57 años, permanecer detenido sin derecho a fianza. "El ha expresado una decisión de refutar estos cargos en Estados Unidos", señaló su abogado, Ronas a la salida del tribunal.
Ronas considera la posibilidad de que México extraditó a Arellano Félix con el fin de obtener más ayuda de Estados Unidos bajo la Iniciativa Mérida del 2008 para combatir el tráfico de drogas y el crimen organizado.
Arellano Félix fue extraditado desde México tras prolongados intentos de las autoridades estadounidenses para lograr enjuiciarlo.
El acta procesal estadounidense dice que Benjamín Arellano Félix fue el "organizador principal y líder máximo" del cártel de los Arellano Félix, con sede en la ciudad fronteriza de Tijuana, desde 1986, y que su grupo delictivo torturó y mató a competidores en Estados Unidos y México mientras contrabandeaba toneladas de marihuana mexicana y cocaína colombiana.
Arellano Félix fue detenido en 2002 y sentenciado a 22 años de prisión en 2007, por cargos de tráfico de drogas y delincuencia organizada.
Un grupo conformado por siete legisladores republicanos de la Cámara de Representantes instó a la Secretaria Clinton a que respaldara la calificación de ‘grupos terroristas’ a los cárteles mexicanos, argumentando que estos representan una “peligrosa amenaza” a la seguridad nacional de Estados Unidos.