Mensajes de audio llegan cada día al celular de Diana Gutiérrez, una bogotana que decidió unirse a un grupo de amigos para ayudar a las familias que no pueden trabajar y tener un sustento diario para sobrevivir, debido a la cuarentena que han decretado el gobierno como medida para evitar la propagación del COVID-19.
“Estoy en una crisis tremenda; llevo cuatro días sin hacer nada y no tengo que comer” o “Ayer me llamaron dos familias y no tengo que darles; estoy atada de manos y pies”, le dicen.
Diana recibe estos mensajes de líderes sociales y personas de diferentes barrios de Bogotá, incluso con súplicas y sollozos, porque, de voz a voz, la gente ya conoce su causa.
“Me levanté una mañana muy triste por tantas cosas... Empecé a escribirle a todo el mundo, poner un aviso en Facebook, redes sociales para decirles que lleváramos mercados a la gente que más lo necesita, en este momento”, le contó Diana a la Voz de América.
Se apoyó en varios amigos, con los cuales había hecho obras sociales en otros momentos, pero le sorprendió que comenzaron a aparecer personas que no veía hace mucho tiempo o que, incluso, no conocía.
Hoy ha logrado convocar aproximadamente 30 personas y recoger hasta 6 millones de pesos (casi 1.500 dólares), entregar 100 mercados y tener provisiones para otros 100 o más. Las entregas se han destinado a población vulnerable como trabajadores informales, del servicio doméstico, madres cabeza de familia o sencillamente personas que sufren en silencio y no tienen cómo llevar comida a su casa.
“La gente dona y yo compro; tengo una empresa de alimentos, entonces se me facilita porque tengo acuerdos con proveedores grandes”, cuenta.
Sorprendida por la solidaridad de la gente, espera cada semana poder seguir ayudando a los más necesitados. “Todos unidos podemos ayudar” es su llamado.
En pequeñas ciudades
Historias similares comparten Harold Pico y Vivian Ocampo; ellos viven en poblaciones pequeñas de Colombia donde han logrado convocar a más personas para ayudar.
Aunque Harold ha trabajado mucho tiempo para defender los derechos de los animales en Flandes, pero ahora, junto a algunos compañeros que ya son conocidos en este pueblo del centro de Colombia, decidieron usar sus redes sociales y en cuatro días recolectaron 470 mercados.
“Esta labor fue posible por personas de buen corazón que se unieron, empresarios, comerciantes, animalistas, vecinos, personas del común como tú y como yo. Personas de otros lugares”, contó Harold a la VOA.
Un restaurante privado, incluso, prestó sus instalaciones para recolectar, separar y empacar y despachar mercados a personas que viven del trabajo diario.
“Fuimos casa por casa, nos dividíamos para repartir toda la cantidad de mercados (bolsas de comidas)”, dice el joven, quien confiesa que fueron alrededor de 30 personas participando en esta labor.
Por su parte, Vivian comenzó con una idea similar en el municipio de Yopal, al ver hace una semana y media cómo “en otros lugares ya estaban enviando a cuarentena y realmente en Colombia no tenemos la capacidad para que todas las personas llevan una cuarentena sin tener que salir a la calle por alimentos”.
Conmovida por la situación de una señora en deplorables condiciones, hizo una nota a través de Facebook y logró recolectar alimentos no perecederos y utensilios de aseo. “Hasta el momento, recogimos 30 mercados, ya los entregamos (…) Sacamos otra campaña que decía ‘Un mercado y un cuarto.’ La idea es que la gente no solo compre su mercado sino un poco más para donar. Y tenemos otra iniciativa de generar otras coas para el personal de la salud”.
Con su labor y la de su red de apoyo de 10 personas, se han visto beneficiadas unas 140: “Hicimos prioridad de adultos mayores, el señor que vende paletas, mango, abuelitos entre los 60 y 70 años; un discapacitado. Priorizamos los 40 casos más urgentes”, cuenta Vivian.
Ahora, tres campañas de su municipio están uniendo fuerzas y generando estrategias para poder dar abasto a las necesidades de sus coterráneos.
Almuerzos en la calle
Edward Díaz no dudó ni un segundo en salir al centro de la ciudad de Barranquilla y repartir alimentos a los habitantes de calle, antes de la etapa de cuarentena obligatoria. Inspirado en la labor de su tía, quien trabaja con una fundación, y su madre, que ayuda a su familia, se dio a la tarea de convocar a los más cercanos para hacer almuerzos y repartirlos, dice él, a casi 50 personas.
“Estamos en una situación que nos genera miedo o temor, nos esta llevando a lo básico de la vida. Nos estamos dejando llevar por la enfermedad, pero ese es el medio, no el fondo del tema. La gente dice quédate en casa, pero hay gente que no tiene casa o para comprar algo. Un plato de sopa les quita el hambre, pero al rato les va a dar… Esto es para generar un efecto multiplicador que la gente se dé cuenta y diga ‘Mañana lo puedo hacer yo’… Que si tengo un pan, lo compartimos todos”, dice el joven.
La ayuda ha llegado de sus tíos, una excompañera de trabajo quien lo ayudó con las provisiones, pues tiene un restaurante; recibió dinero de un amigo y dos señoras donaron su trabajo para preparar la comida.
“Se lleva la olla o el caldero y se va repartiendo ahí. Si nos ponemos a empacar es más tedioso y es más fácil cuidar la olla que cuidar 50 vasos. Y se va repartiendo (…) que todos tengan carne, su buena porción y todo va fresco”, le dijo a la VOA.
Aunque quiere seguir con la labor, sabe que debe cumplir con la cuarentena y conseguir, de nuevo, apoyo para ayudar a más personas, Por ahora, junto a su hermana, está recolectando alimentos no perecederos y ropa.
Héroes 24/7
“Hola, soy Laura; tu amiga, vecina (…) Espero te estés cuidando tu y tu familia; hoy quiero pedirte ayuda para la iniciativa que tenemos con amigas donde buscaremos ayudar a personas que no pueden trabajar o salir para abastecerse en estos días de cuarentena”, fue el mensaje enviado a través de sus redes más cercanas.
“Nadie estará expuesto a un contagio y te aseguro que estamos apoyando emprendedores y familia de diferentes barrios de la ciudad, que seremos muy responsables si nos donas $10.000 para lograr ayudar a más familias. Toda la información en Instagram @heroes24.7 o estaré atenta a ti. Gracias por cuidarte y ayudarnos”, agrega.
Con estos dos párrafos, Laura Serna y dos amigas más han logrado reunir en cinco días, 40 bolsas de alimentos para un sector vulnerable en la ciudad de Medellín y aproximadamente 60 personas han donado o replicado su mensaje.
Pensaron en indagar entre los vigilantes y empleados domésticos de su comunidad para conocer esas familias más necesitadas. “Si les ayudábamos con el mercado, era asegurarles que sus familias no salieran, estuvieran en aislamiento”, comenta Laura.
“Empezamos a escribir a familiares y amigos, creamos una cuenta de Instagram y, en el proceso, nos dimos cuenta que iba a ser muy difícil que los porteros pudiesen llevarse los mercados”, cuenta.
Por eso, decidieron acudir al ejército como canal de entrega de estas bolsas de alimentos: “Pedimos el dinero, compramos por internet y los soldados van por ellos y los entregan a las personas con número de cédulas, tapabocas y guantes”, contó a VOA Noticias.
Incluso, cuenta, una persona logró hacer censo en todo su sector, lo que les permitió priorizar las entregas: “Encontró que eran 100 familias; de esas, había una persona sola de 85 años, un padre con isquemia, una con tres niños con discapacidades. Una en embarazo, otros que lavaban carros, hacían mandados y decidimos que fuera la primera comunidad para ayudar”.
Ahora buscan armar otras 60 bolsas de alimentos y recursos para ayudar a un comedor de niños y ancianos.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, la tasa de desempleo del primer mes del año en Colombia fue del 13%, la más alta desde el 2011. En el país, además, hay 5,7 millones de ocupados informales.