La aparente victoria de los rebeldes en Libia está enviando ondas de choque en todo el Medio Oriente. Un levantamiento que parecía estar perdido y ahora parece ganar levantó la moral de manifestantes en otros países árabes que enfrentan severas represiones.
Medio Oriente es conocido por la longevidad de sus gobernantes. Incluso después de que los tunecinos y egipcios derrocaran a sus dirigentes, muchos consideraron que las revueltas fueron victoriosas de casualidad. Y la brutal represión del coronel libio Moammar Gadhafi contra los manifestantes reforzó esta opinión.
“Tal vez la lección de la primavera árabe iba a ser que si usted era lo suficientemente sangriento para disparar a manifestantes pacíficos, iba a permanecer en el poder”, dijo Elliott Abrams, del centro de análisis Consejo de Relaciones Exteriores.
Las protestas en Bahrein también enfrentaron una respuesta brutal con la ayuda militar de Arabia Saudita. Y el levantamiento popular en Yemen ha entrado en un callejón sin salida.
David Pollok, del Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente, dijo que todavía no se puede saber si la llamada primavera árabe será exitosa o no.
“Es un proceso largo, difícil y sin terminar, todavía no está claro cuáles serán los resultados incluso en algunos lugares que han estado en crisis desde febrero o marzo”, afirmó.
Aún así, sostuvo que lo que está sucediendo en Libia servirá como un impulso para los manifestantes en otros países, especialmente en Siria.
La semana pasada, Estados Unidos y sus aliados europeos instaron al presidente sirio, Bashar al-Assad, a renunciar y prohibieron las importaciones de petróleo de Siria.
Estados Unidos no habría dado este paso si no fuera por las críticas a Assad provenientes de Arabia Saudita y Turquía, dijo Michele Dunne del Consejo Atlántico.
“El hecho de que todos se están volviendo contra al-Assad ahora y diciendo que están perdiendo la paciencia con él es un avance muy importante”, señaló.
