El gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) cerraron recientemente el cuarto ciclo de negociaciones de paz, con el que buscan reafirmar el cese al fuego que entró en vigencia el pasado 3 de agosto.
Este lunes ambas delegaciones anunciaron en conjunto la creación de “zonas críticas” en los territorios colombianos más golpeados por un cruento conflicto que se ha prolongado por décadas, y en las que se crearán zonas humanitarias con políticas sociales, que contarán con el acompañamiento del Departamento Nacional de Planeación (DNP).
Además, precisaron que acordaron un “acuerdo parcial” para la atención de personas consideradas como presos políticos del grupo rebelde, que se encuentran en las cárceles del país.
Zonas críticas y acciones humanitarias
El Bajo Calima, en el departamento suroccidental del Valle del Cauca; el municipio Medio San Juan, también llamado Andagoya y ubicado en el departamento occidental del Chocó; además de la región noroeste del Bajo Cauca Antioqueño (noroeste) y del sur del departamento norteño de Bolívar, son las regiones claves donde marcharán estas políticas.
Para Francisco Daza, coordinador de paz y posconflicto de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), considerar estas zonas humanitarias para cerrar “alivios” en la población representa un “avance importante” en estos territorios donde se han presentado confinamientos, homicidios e instrumentalización de niños por parte de actores armados.
“Estas tres zonas han presentado un crecimiento del Clan del Golfo y las disidencias de las FARC y donde el ELN ha mantenido disputas armadas con estos grupos que ha derivado en afectaciones contra la población civil, entonces estos alivios buscan disminuir esas disputas”, relató Daza a la VOA.
En ese sentido, para Andrés Macías, experto en construcción de paz y docente de la Universidad Externado, en estas zonas consideradas “críticas” se espera que “haya una participación y mayor intervención del Estado”.
“Estos son pequeños pasos hacia esa mayor participación que buscan de la sociedad civil, aún falta mucho en esa materia, pero es un paso muy importante”, destacó.
Presos políticos y privados de la libertad, “acuerdo parcial”.
La ronda dejó como punto clave la consideración de los miembros del grupo rebelde que están en las cárceles del país como presos políticos, “con el fin de desarrollar mecanismo concretos para atender a estos privados de la libertad”.
Daza dijo que esta medida es una “novedad” que responde al “espíritu” de la negociación que ha mantenido el gobierno para llegar a un acuerdo de paz.
“Es una hoja de ruta nueva y vamos a esperar cómo se empieza a afianzar este componente de reconocimiento político a integrantes del ELN que están en las cárceles”, agregó.
Para el grupo rebelde este era un punto muy importante dentro de la mesa de negociación, pues consideran a los miembros que han caído presos como una parte fundamental de la “participación” en el proceso de paz, dijo Macías.
A un mes de histórico cese al fuego
Se ha cumplido un mes desde que se inició un alto al fuego bilateral, que está pactado hasta el 29 de enero de 2024. Este acuerdo busca reducir la violencia en el país y representa hasta el momento el punto más importante de la negociación.
Francisco Daza de la Fundación Pares considera que es importante articular, en el marco de la política de paz total, estrategias que permitan ceses multilaterales no sólo entre el ELN y las fuerzas del Estado, sino con otros grupos armados, como las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo que convergen en diferentes regiones del país.
“Es muy importante que se pueda instalar una mesa de diálogo con el Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC y que se lleguen a acuerdos de cese al fuego no sólo con el Estado colombiano, sino entre las estructuras armadas ilegales que están en el camino de acuerdos de paz”, destacó Daza a la Voz de América.
La guerrilla del ELN es el grupo rebelde más antiguo del país. Desde que llegó al poder en agosto del año pasado, el presidente Gustavo Petro ha buscado el desarme de los diferentes actores armados con una ambiciosa apuesta de paz que involucra a las disidencias de las FARC, grupos paramilitares como el Clan del Golfo, organizaciones criminales urbanas y al ELN.
El quinto ciclo de negociaciones se llevará a cabo en México, país que ya ha acogido la ronda de diálogos en ocasiones anteriores.
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