Camilo González, exdirector del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) y ahora jefe de la delegación de Colombia en las negociaciones con el Estado Mayor Central (EMC), advierte del difícil equilibrio necesario para avanzar en el proceso de paz "de modo que no explote la mesa".
González, que es el principal contacto entre el gobierno de Gustavo Petro y el EMC, la facción disidente de las FARC que no se acogió al acuerdo de paz de 2016, habló con la Voz de América de las conversaciones formales que comenzarán el 8 de octubre, el cese al fuego bilateral y de los recientes atentados que se atribuyó el grupo rebelde.
El Estado Mayor Central se atribuyó la responsabilidad de los recientes atentados contra estaciones policiales de los departamentos del Cauca y Valle del Cauca, en el suroccidente colombiano, donde murieron dos personas y más de una decena resultaron heridos.
La escalada violenta del grupo rebelde se dio días después del anuncio de la instalación de la mesa de conversaciones y el cese bilateral por 10 meses, causando rechazo e indignación en la opinión pública del país.
Esta entrevista ha sido editada por su extensión y claridad.
VOA: ¿Cuál es su función como jefe negociador del gobierno en esta mesa de diálogos con el Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC?
González: El presidente me nombró como coordinador de la delegación y mi función como jefe es coordinar el equipo para buscar un acuerdo de solución política, un acuerdo de paz para la terminación de la conflictividad armada y en ese orden de ideas definir puntos de agenda como el cese al fuego y sobre todo establecer medidas urgentes de respeto a la población civil. Este es un trabajo que tiene un antecedente que viene de un año de exploraciones para abrir una nueva oportunidad para un acuerdo definitivo para la paz.
VOA: ¿Cómo ve la efectividad de este proceso que está por comenzar con este grupo que no se acogió al acuerdo de paz de 2016?
González: Efectivamente en la Habana (Cuba) se llegó a un acuerdo de paz con las FARC, pero algunos grupos quedaron por fuera y se han reagrupado. La estrategia definida constitucionalmente contempla las conversaciones con estos grupos para llegar a unos acuerdos definitivos de ese alzamiento armado, pero también de transformaciones necesarias para que la paz sea sostenible.
VOA: ¿Por qué cree que ahora este grupo rebelde quiere llegar a un acuerdo de paz para ponerle fin al conflicto?
González: Estamos en una nueva situación política en Colombia, hay un gobierno que le está apostando a unos cambios y a ponerse al día no solo en la implementación del acuerdo de paz de 2016, sino también en superar todas las violencias que han persistido en un conflicto armado de más de siete décadas.
En Colombia no hay cabida para guerras insurgentes, la gente no cree que hay que matar y matarse por la toma del poder".
Se ha planteado un reto histórico de cerrar este capítulo, entonces esa es la gran oportunidad, en Colombia no hay cabida para guerras insurgentes, la gente no cree que hay que matar y matarse por la toma del poder, por el contrario, quiere transformaciones democráticas, es decir, estamos en un momento donde hay rechazo a la guerra. Entonces ese es el contexto, ahora ya desde el punto de vista, desde las subjetividades internas y de cuáles son las reflexiones que se han hecho, eso es parte de lo que tenemos que explorar para saber cuáles son sus motivaciones y si realmente el EMC tiene una lectura de la oportunidad política para llegar a un acuerdo.
VOA: ¿Qué expectativas hay teniendo en cuenta los recientes atentados terroristas que se atribuyó el EMC?
González: Fue una situación infortunada y como toda muerte que en medio de un conflicto es lamentable. Se configuró una situación absurda porque acabamos de firmar una promesa de una instalación para ir a una mesa, de anunciarle el país un cese al fuego y una serie de medidas de respeto a los derechos humanos y un grupo de ellos decide utilizar un método de terror que produjo daños y muertes, eso generó un rechazo unánime de la población colombiana poniendo incluso en peligro la propia instalación de la mesa porque este tipo de situaciones le quitan credibilidad a un proceso que es muy frágil porque estas no son acciones legítimas.
VOA: Varios sectores coinciden que se debe negociar con este grupo, al tiempo que deben continuar las operaciones militares en los territorios donde opera el EMC. ¿Es viable el cese del fuego?
González: El cese al fuego no significa la suspensión de la acción del estado frente a las otras formas de criminalidad como narcotráfico y violación de los derechos humanos, entonces por su puesto que esto va a generar tensiones y para eso tienen que montarse unos mecanismos de verificación y monitoreo muy precisos donde estén unas reglas y compromisos que tienen que estar claramente formulados porque los ceses al fuego y al inicio de unas conversaciones pueden ser alterados de muchas maneras. El gobierno ha dicho que seguirá combatiendo las economías ilegales y si hay interferencias a esas acciones del estado se van a presentar choques, entonces saber manejar esa problemática es uno de los grandes retos.
VOA: Los diálogos comenzarán en el Catatumbo, en Norte de Santander, fronterizo con Venezuela. ¿Por qué no se decidió, como en anteriores procesos, que el diálogo se realizará en territorio internacional?
González: Los diálogos se harán en diferentes partes del país, empezaremos en el Catatumbo y luego en otras regiones porque se trata de estar cerca de las comunidades, allí grandes expectativas para que este cese al fuego y otras medidas que se piensan tomar de beneficio a las comunidades estén en un diálogo que permitan la participación de la gente, por eso la estrategia de realizar las conversaciones en el país.
VOA: ¿Cuál es el respaldo internacional que ha recibido el proceso de paz?
González: Hay un respaldo internacional muy grande, son varios los países que han estado presentes en las conversaciones de acercamientos preparatorias para la instalación de la mesa, han participado la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que tiene un compromiso muy grande con el monitoreo y acompañamiento a la implementación del acuerdo de paz de 2016, además hizo extensivo en su última reunión el deseo para que su representante de la misión de verificación pueda extender sus actividades en el proceso de la mesa de diálogos que vamos a comenzar.
VOA: Por último, ¿cuáles cree que serán los mayores retos en esta mesa que está próxima a instalarse con el EMC?
González: El reto es darle vida al cese al fuego que comenzó el 8 de octubre y termina el 8 de agosto de 2024. También construir la agenda de transformaciones de mediano y largo plazo, además esperamos que funcionen los mecanismos de monitoreo al cese al fuego para evaluar cuando se presenten incidentes, de modo que no se explote la mesa ni se genere una situación de pánico en la población o mensaje de desinformación, superar esto serán los grandes retos.