Ali Akbar Javanfekr, un vocero del presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, cuestionó fuertemente el comportamiento de Brasil con relación a su país y, según Folh, acusó directamente a la presidenta Dilma Rousseff por el deterioro de las “buenas relaciones” que había construido su antecesor Luiz Inacio Lula Da Silva.
"La presidenta golpeó todo lo que Lula había hecho. Destruyó años de buen relacionamiento", dice Javanfekr en una entrevista.
Mientras gobernó Lula, entre los años 2003 y 2010, el gobierno del país suramericano evitó apoyar sanciones contra Teherán e, incluso, participó como mediador junto a Turquía para establecer un acuerdo internacional que evitaba sanciones al país islámico por su programa nuclear.
Sin embargo, desde que Rousseff asumió el poder, hace algo más de un año, su actitud ha marcado la diferencia en hechos como calificar de "barbarie" la sentencia de lapidación a una mujer en Irán.
En marzo de 2010, en el Consejo de Seguridad de la ONU, Brasil apoyó una moción para investigar supuestos abusos contra los derechos humanos en Irán, lo que marcó un cambio en las relaciones, según Javanfekr.
El descontento iraní tampoco se ha hecho esperar y los exportadores brasileños son quienes han sentido con mayor fuerza los bloqueos.
Recientemente la Unión Brasileña de Avicultura afirmó al mismo diario brasileño que las ventas de pollo fueron vetadas sin justificación alguna. Por su parte, la multinacional brasileña JBS también afirma que les han retenido miles de toneladas de carne bovina que tenían a Irán como destino.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, afirma que tanto las relaciones comerciales como las políticas entre Brasil e Irán se encuentran en normalidad. Mientras que el embajador del país islámico en Brasil, Mohsen Shaterzadeh, dijo en días pasados que las relaciones entre los dos países eran positivas.