El huracán Dorian, que azotó el norte de las islas Bahamas siendo unos de los huracanes más violentos en tocar tierra en la historia, amenaza la costa sureste de Estados Unidos.
Dorian es la quinta tormenta de categoría 5 que se ha formado en el Atlántico en los últimos cuatro años, el lapso más largo registrado con al menos una tormenta de la máxima categoría por año. El último tramo más largo fue de 2003 a 2005.
A continuación explicamos qué es un huracán categoría 5, máximo en la escala Saffir-Simpson que comienza en el nivel 1.
Origen de la escala
La escala fue desarrollada por los ingenieros Herbert Saffir y Robert Simpson en 1969. La clasificación es dada según la intensidad del viento. Hasta ese momento no existía una forma apropiada para describir los efectos de los huracanes.
Luego se agregó a la escala los efectos del oleaje y de las inundaciones. La escala fue adoptada por el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., basado en Florida.
Vientos
Las tormentas de categoría 5 registran vientos de al menos 250 kilómetros por hora.
Según el Centro Nacional de Huracanes, los vientos sostenidos de Dorian alcanzaron casi 300 kilómetros por hora, siendo la velocidad máxima registrada con que un ciclón del océano Atlántico toca tierra.
Marejadas
Las tormentas de categoría 5 suelen desencadenar marejadas catastróficas, causando inundaciones que suelen penetrar tierra adentro, destruyendo todo a su paso.
Daños catastróficos
Los huracanes de categoría suelen arrasar casas, techos u ocasionar derrumbes parciales de construcciones independientemente de que sean de estructuras fuertes. También suelen destruir las redes eléctricas, acueductos y acabar con cosechas, sumiendo en un caos a los sitios por donde pasan.
Con todo ello, tras el paso de este tipo de huracán, zonas afectadas suelen quedar sin servicio eléctrico y agua potable por días, incluso a veces hasta por varias semanas.
Calentamiento global
Los científicos pronostican que el calentamiento global generará tormentas tropicales más destructivas, y algunos dicen que la evidencia de esto parece ya estar a la vista. Los océanos más cálidos se suman al aire caliente y húmedo que alimenta a los huracanes, y el mayor nivel del mar aumenta las marejadas ciclónicas que pueden superar las barreras costeras.
¿Debería expandirse la escala hasta categoría 6?
El debate ya está en curso. La temporada pasada hubo dos huracanes de Categoría 5, Irma y María; el primero de ellos llegó a los 180 mph. Y en 2015, frente a la costa del Pacífico de México, el huracán Patricia logró una extraña velocidad sostenida del viento, de 215 mph.
Muchos científicos y pronosticadores no están particularmente interesados en las categorías, ya que estas capturan solo la velocidad del viento y no los otros peligros que representan los huracanes.
¿Qué esperar?
Entre las predicciones más sólidas se estima que las tormentas se moverán más lentamente. De hecho, esto ya ha sucedido. Un nuevo estudio en la revista Nature detectó que los ciclones tropicales han disminuido su velocidad de avance en un 10% desde 1949, y muchos científicos esperan que esta tendencia continúe.
Esto no significa que los vientos de un huracán se desacelerarán, sino que es más probable que el huracán permanezca más tiempo en un área.
También se espera que los futuros huracanes contengan mucha más lluvia. Un estudio realizado por científicos en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica, en 2018, analizó cómo 20 huracanes en el Atlántico cambiarían si ocurrieran a fines de siglo, considerando la proyección promedio del calentamiento global.
Por otro lado, el agua cálida del océano proporciona el combustible para los huracanes, pero un mundo más caliente no necesariamente generaría más episodios de ellos. Si bien muchos científicos durante un buen tiempo pensaron que un aumento de las temperaturas produciría más tormentas, finalmente comenzaron a centrarse en factores que podrían reprimir la formación de huracanes.