Al cumplirse los 100 días del ataque de Hamás a Israel y del secuestro de unas 250 personas, de las cuales 136 aún permanecen en Gaza, los familiares de los cautivos han intensificado su campaña para presionar al gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, para que los traiga de vuelta a casa.
Organizados en el Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos, fueron hasta la frontera con Gaza y a través de potentes altavoces lanzaron mensajes de esperanza, en una concentración de 24 horas en la que participaron más de 120.000 personas.
También impulsaron la construcción de una réplica de un túnel de Hamás en medio de Tel Aviv, en la Plaza de los Secuestrados, epicentro de su actividad.
Esta réplica del túnel de Hamás, abierta al público el pasado sábado, ofrece una experiencia interactiva que recrea las “terribles condiciones” que enfrentan los rehenes en los túneles de Gaza y, mientras se recorren sus 30 metros, se escuchan los sonidos de explosiones, disparos, pasos y voces lejanas.
“Ahora estoy temblando, no puedo respirar”, dijo Ella Ben Ami tras recorrer el túnel en compañía de su tío. “Solo quería salir y yo tenía esa posibilidad. Pero ellos no tienen esa opción durante ya 100 días en la oscuridad”, agregó Ella, cuyo padre Ohad, sigue secuestrado en Gaza y su madre fue liberada durante la hasta ahora última tregua, en noviembre.
Para Yizhar Lifshitz, cuyo padre Ohad, de 83 años, sigue cautivo en Gaza, lo que vivió en pocos minutos dentro del túnel “es muy malo y no se parece en nada a lo que debe ser estar bajo el suelo, sin aire fresco, ni luz del día”. “Es horrible pensar que los rehenes siguen allí durante 100 días”, concluyó.
“El tiempo se acaba”, es el mensaje recurrente de las familias de los secuestrados. Tras 100 días de cautiverio se estima que 25 de los 136 rehenes podrían estar muertos. Además, el ejército ha recuperado los cuerpos de otros 11 rehenes durante la ofensiva terrestre.
Las familias exigen un cese al fuego inmediato y que el gobierno llegue a un acuerdo con los islamistas de Hamás para la liberación de todos los rehenes, al precio que sea necesario. Pero el gobierno ve las cosas desde otra óptica.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha asegurado recientemente que "la guerra no parará ni por La Haya, ni por las amenazas del eje del mal", en referencia al proceso por genocidio abierto en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, a demanda de Sudáfrica.
“Israel está en el camino de la victoria y no pararemos hasta conseguirla. No hay nada que nos comprometa, ni nadie que pueda detenernos", agregó en un discurso a la nación por los 100 días de guerra.
En un tono similar se expresó el jefe del Estado Mayor de Israel, teniente general Herzi Halevi, quien ha dicho que es necesario "aumentar la presión militar sobre Hamás". "Esta presión, y sólo ella, ha logrado devolver a muchos rehenes".
Según se supo esta semana tanto Israel como Hamás habían rechazado una propuesta de Qatar que incluía la liberación de todos los rehenes a cambio de un alto al fuego permanente, noticia que desanimó profundamente a los familiares y amigos de los cautivos.
Al cumplirse 100 días de guerra y de cautiverio de los rehenes, el foro de las familias convocó una manifestación “histórica” de 24 horas, que se desarrolló desde la noche del sábado hasta el domingo.
Entre los oradores estuvo el presidente de Israel, Isaac Herzog, quien hizo un llamado a la comunidad internacional “para que hagáis vuestra parte”. “Esta no es sólo nuestra batalla. Es una batalla para el mundo entero. Apoyad la vida y la libertad. Permaneced con la libertad y la democracia, contra la barbarie y el odio”, afirmó mientras la multitud gritaba “ahora, ahora, ahora”.
También elogió el esfuerzo que hacen los familiares por lograr la vuelta a casa de sus seres queridos y se dirigió a los rehenes: "Hablo desde aquí a los rehenes, a nuestros hermanos y hermanas, a quien pueda oírme: no nos rendimos con vosotros. No los hemos olvidado. Todos estamos trabajando y seguiremos trabajando aquí en Israel y en todo el mundo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para traeros a casa", concluyó.
Desde la oposición se dirigió a los participantes también el ex primer ministro y líder de la oposición, Yair Lapid. "Podemos matar a Yahya Sinwar (líder de Hamás en la Franja) también en febrero, pero ahora hay que traer a los rehenes a casa ya”, aseveró. “Mientras haya un hombre israelí, una mujer israelí, cautivos en los túneles de Hamás, nuestro corazón seguirá roto", agregó.
La guerra entre Israel y Hamás dura ya más de 100 días y no sólo afecta a los secuestrados.
Del bando israelí, murieron unas 1.200 personas durante el ataque de Hamás el 7 de octubre, de ellos 330 soldados y el resto civiles residentes en áreas cercanas a la frontera con Gaza. También han perdido la vida 188 militares desde que comenzó la ofensiva terrestre en territorio gazatí a finales de octubre.
En la Franja de Gaza los muertos suman ya más de 24.100 y son más de 60.800 heridos, según el Ministerio de Salud de La Franja, controlado por Hamás. La misma fuente estima en 8.000 los cuerpos que podrían permanecer aún bajo los escombros.
Hamás afirma que el Ejército israelí ha cometido más de 2.000 masacres sobre familias palestinas desde que comenzó la guerra, mientras las Fuerzas de Defensa de Israel aseguran haber matado a más de 9.000 milicianos del grupo islamita y de otras milicias palestinas en más de tres meses de guerra.
Actualmente hay en el sur de Gaza unos 2 millones de desplazados – casi el 90 % de la población del enclave-, hacinados en centros de evacuación, en riesgo de hambruna y enfermedades contagiosas.
El Gobierno de Hamás estima que son necesarios 1.300 camiones de comida diarios para evitar una hambruna sólo en la mitad norte de la Franja, donde 800.000 personas subsisten sin poder cubrir sus necesidades alimenticias básicas.
"Esta guerra ha afectado a 2,3 millones de personas, toda la población de Gaza. Muchos llevarán cicatrices de por vida, tanto físicas como psicológicas", denunció la Agencia de la ONU para los Refugiados (UNRWA), cuyos centros saturados acogen a más de 1,4 millones de gazatíes, que viven "en condiciones inhumanas" sin comida, higiene o privacidad.
"La muerte masiva, la destrucción, el desplazamiento, el hambre, las pérdidas y el dolor de los últimos 100 días están manchando nuestra humanidad compartida", lamentó la agencia de la ONU.
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