Lluvias torrenciales han convertido la frontera de Macedonia y Grecia en un mar de lodo, la más reciente prueba para los migrantes que hacen el viaje de más de 1.600 kilómetros hacia Europa.
Al menos 7.000 personas, muchos de ellos padres que cargan a sus hijos, desafiaron las lluvias y lodosos campos el jueves para cruzar la frontera norte de Grecia hacia Macedonia.
La policía fronteriza griega dijo que se trata de la mayor oleada de refugiados y migrantes que han visto hasta ahora.
Entre tanto, el Parlamento Europeo respaldó el plan de Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, para repartir a los 160.000 refugiados que han llegado a Hungría, Grecia e Italia entre todos los estados que la integran.
Se esperaba el apoyo de la legislatura, aunque tendrá poco impacto en comparación con el poder de los estados integrantes, que también deben respaldar la propuesta.
Los ministros de la UE sostendrán una reunión extraordinaria sobre el tema el próximo lunes y varios países del este de Europa han expresado su desacuerdo con la reubicación obligatoria de refugiados.