El mundo entero se ha unido al dolor de los estadounidenses tras la matanza ocurrida este viernes en una escuela primaria en Newtown, en el estado de Connecticut, con el saldo trágico de más de dos docenas de muertos, entre ellos 20 niños.
En Gran Bretaña, miembros de la prensa y ciudadanos hicieron un paralelo de lo sucedido con la masacre ocurrida en ese país en Dunblane, un pequeño pueblo escocés, en 1996, con la muerte de 16 menores en circunstancias similares.
La referencia más común en el Reino Unido ha sido la de que después de Dunblane se desató una campaña nacional a favor del control de armas que consiguió que hoy sea ilegal comprar o poseer una pistola en el país.
El primer ministro, David Cameron, dijo estar “profundamente entristecido” luego de enterarse del “horripilante tiroteo”.Y la Reina Isabel II envió un mensaje al presidente Obama en el que le confesó estar horrorizada por la “terrible pérdida” de vidas y le hizo llegar sus pensamientos y oraciones a nombre de todos los británicos.
En sus respectivas cuentas en Twitter, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, expresó su "solidaridad con el pueblo estadounidense y el presidente Obama”, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, calificó la noticia de "terrible”.
En Australia, que experimentó una masacre de ese tipo también en 1996 en Port Arthur, Tasmania, la primera ministra Juali Gillard, calificó el tiroteo en Newtown de “acto demoníaco, incomprensible y sin sentido", y dijo que "como los de los estadounidenses, nuestros corazones están rotos”.
José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, lamentó que “vidas tan jóvenes, llenas de esperanza hayan sido destruidas”, y en nombre de todos los países del viejo continente expresó a las familias de las víctimas las más sinceras condolencias.
En el Vaticano, el Papa Benedicto XVI manifestó su “sentido dolor” y dijo estar con sus oraciones junto a las víctimas, sus familiares, y todos los afectados por el suceso. Y en Alemania, la canciller Ángela Merkel señaló que “una vez más quedamos espantados ante un hecho que no puede comprenderse”.
Francois Hollande, presidente de Francia, indicó en un mensaje a Obama que estaba “horrorizado” por el incidente, y el príncipe Alberto de Mónaco puso de manifiesto su dolor ante una “tragedia tan atroz”.
Desde el Kremlin, en Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, envió por conducto del presidente Obama palabras de apoyo y sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas, así como a todos los estadounidenses.
La matanza también acaparó rápidamente la atención de la opinión pública en China, cuyas escuelas han sido escenario de ataques parecidos en los últimos años, el más reciente el mismo viernes, cuando un hombre hirió a puñaladas a 22 niños y un adulto frente a un plantel.
En Corea del Sur, donde el gobierno no permite la posesión de armas a los ciudadanos, algunos culparon de la tragedia en Connecticut a la falta de control de las armas de fuego en EE.UU.
También expresaron sus condolencias a los estadounidenses, entre otros, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el presidente afgano, Hamid Karzai, el primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, y el mandatario filipino, Benigno Aquino III.
En Gran Bretaña, miembros de la prensa y ciudadanos hicieron un paralelo de lo sucedido con la masacre ocurrida en ese país en Dunblane, un pequeño pueblo escocés, en 1996, con la muerte de 16 menores en circunstancias similares.
La referencia más común en el Reino Unido ha sido la de que después de Dunblane se desató una campaña nacional a favor del control de armas que consiguió que hoy sea ilegal comprar o poseer una pistola en el país.
El primer ministro, David Cameron, dijo estar “profundamente entristecido” luego de enterarse del “horripilante tiroteo”.Y la Reina Isabel II envió un mensaje al presidente Obama en el que le confesó estar horrorizada por la “terrible pérdida” de vidas y le hizo llegar sus pensamientos y oraciones a nombre de todos los británicos.
En sus respectivas cuentas en Twitter, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, expresó su "solidaridad con el pueblo estadounidense y el presidente Obama”, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, calificó la noticia de "terrible”.
En Australia, que experimentó una masacre de ese tipo también en 1996 en Port Arthur, Tasmania, la primera ministra Juali Gillard, calificó el tiroteo en Newtown de “acto demoníaco, incomprensible y sin sentido", y dijo que "como los de los estadounidenses, nuestros corazones están rotos”.
José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, lamentó que “vidas tan jóvenes, llenas de esperanza hayan sido destruidas”, y en nombre de todos los países del viejo continente expresó a las familias de las víctimas las más sinceras condolencias.
En el Vaticano, el Papa Benedicto XVI manifestó su “sentido dolor” y dijo estar con sus oraciones junto a las víctimas, sus familiares, y todos los afectados por el suceso. Y en Alemania, la canciller Ángela Merkel señaló que “una vez más quedamos espantados ante un hecho que no puede comprenderse”.
Francois Hollande, presidente de Francia, indicó en un mensaje a Obama que estaba “horrorizado” por el incidente, y el príncipe Alberto de Mónaco puso de manifiesto su dolor ante una “tragedia tan atroz”.
Desde el Kremlin, en Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, envió por conducto del presidente Obama palabras de apoyo y sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas, así como a todos los estadounidenses.
La matanza también acaparó rápidamente la atención de la opinión pública en China, cuyas escuelas han sido escenario de ataques parecidos en los últimos años, el más reciente el mismo viernes, cuando un hombre hirió a puñaladas a 22 niños y un adulto frente a un plantel.
En Corea del Sur, donde el gobierno no permite la posesión de armas a los ciudadanos, algunos culparon de la tragedia en Connecticut a la falta de control de las armas de fuego en EE.UU.
También expresaron sus condolencias a los estadounidenses, entre otros, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el presidente afgano, Hamid Karzai, el primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, y el mandatario filipino, Benigno Aquino III.