Los venezolanos fuera de su patria viven pensando en ella y en ayudar a los que quedaron allá.
Una de ellas, Laura Freimanis, médico bióloga, reconoce en entrevista con la Voz de América que la búsqueda de ayuda humanitaria para enviar a su país es una de las tareas más tristes.
“Yo ejercí medicina en Venezuela y como en todos los lugares habían ciertas carencias, pero me parece mentira que 20 o 30 años después este pidiendo un acetaminofén de regalo”, dice Freimanis al relatar los alcances de cinco campañas humanitarias para Venezuela que impulsan en Estados Unidos.
“El chikungunya y el dengue hemorrágico están rodando simultáneamente en Venezuela y hay necesidad de medicinas básicas como el Tylenol, buscamos vitaminas para los detenidos, ácido fólico para las embarazadas y hasta pañales para los niños””, dice Freimanis.
El programa de ayuda humanitaria para Venezuela es una organización que reúne a venezolanos voluntarios para recolectar medicinas y otros insumos que debido a la escasez que enfrentan los venezolanos son artículos de primera necesidad.
Por otra parte, Laura es componente de la organización IVAC, un centro de venezolanos en el exilio que siguieron con particular interés todos los eventos que se desarrollaron la semana pasada en Washington para hablar de Venezuela.
Una audiencia en el Senado para analizar el impacto de la crisis venezolana en Estados Unidos y en el Hemisferio, audiencias en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la presencia de la canciller venezolana Delcy Rodríguez en la OEA, fueron foros para hablar del tema y sobre ellos opina Freimanis.
“Fue una semana muy activa para Venezuela y para poner de manifiesto la reacción sobredimensionada de Nicolás Maduro. Se reiteró que las sanciones fueron contra siete específicos individuos y no contra el pueblo de Venezuela, y esa es la verdad”, remarca la activista.
“A veces es triste tener la razón, pero las denuncias que se hicieron hace mucho tiempo sobre el enriquecimiento ilícito de muchas personas en Venezuela, se ha ido demostrando poco a poco”, advierte Freimanis, en relación a que entre los sancionados por Estados Unidos hay personas que tienen cuentas bancarias.
“¿Cómo se explica que desde 1999 un teniente que vivía de su trabajo amase una fortuna? ¿De dónde salieron los reales? como se dice en Venezuela”, se pregunta Freimanis.
Gran parte de las preocupaciones de Freimanis son el común denominador en el pensamiento de los venezolanos que debieron salir de su país a un exilio que nunca quisieron.
Ellos están diseminados por el mundo y sus comunidades crecen exponencialmente. En su gran mayoría son profesionales en diversas áreas y han logrado incorporarse en la vida productiva de varias naciones, pero están involucrados en acciones de apoyo a sus compatriotas y con la esperanza de volver, algún día no muy lejano, a su amada Venezuela.
Escuche la entrevista con Laura Freimanis