El presidente Barack Obama ordenó una exhaustiva revisión de los 104 reactores nucleares que hay en EE.UU. como resultado del desastre ocurrido por el sismo y el tsunami en la central atómica de Fuskushima, en Japón.
En una declaración desde la Casa Blanca, Obama pidió a la Comisión de Regulación Nuclear estadounidense asegurarse de que las plantas del país son capaces de resistir el embate de terremotos y otros desastres naturales.
También precisó con énfasis que no se espera que niveles de radiación dañinos lleguen a alcanzar la costa oeste de EE.UU, y ni siquiera a Hawaii y Alaska.
Poco antes, el presidente visitó sorpresivamente la embajada de Japón en Washington para firmar un libro de condolencias por las víctimas del terremoto y el tsunami que hace seis días azotaron esa nación y han originado una alarma de catástrofe nuclear.
Como resultado del desastre nuclear en Japón, este jueves helicópteros militares y camiones de bomberos rociaron con agua dos reactores recalentados de la planta de Fukushima para reducir el riesgo de emanaciones radiactivas a la atmósfera.
Mientras los ingenieros de la central intentan reparar la red principal de energía a fin de bombear el agua necesaria para enfriar los reactores, el gobierno chino urgió al vecino Japón a difundir información oportuna y precisa sobre las fugas radiactivas en la planta de Fukushima.
A raíz de rumores de que China estaría expuesta a las emisiones radiactivas provenientes de Japón, la vocera de la cancillería en Pekín, Jiang Yu, pidió a Tokio facilitar información detallada acerca del estado de los reactores de la central nuclear.
También hizo un llamamiento a la calma la población china que presa de pánico se ha dejado llevar por la falsa creencia de que usando sal común estaría protegida contra eventuales emisiones radiactivas.