El Departamento de Justicia de EE.UU. dispuso que las tiendas de ventas de armas en cuatro estados fronterizos con México estarán en lo adelante obligadas a informar al gobierno federal sobre personas que con frecuencia compran fusiles de alta potencia en las armerías.
La nueva política busca reforzar las medidas encaminadas a combatir el tráfico ilegal de armas a México tras las críticas formuladas a la denominada “Operación rápido y furioso”, dirigida a desmantelar las redes de contrabando de armas a lo largo de la frontera de Arizona.
Presuntos fallos en la operación habrían dado como resultado que algunas armas no fueron rastreadas adecuadamente y terminaron en manos de organizaciones criminales en México.
Según la nueva disposición, quienes posean licencia para la venta de armas en Texas, California, Arizona y Nuevo México tendrán que reportar las compras de dos o más fusiles semiautomáticos por una misma persona en un plazo de cinco días.
El vicefiscal general, James Cole, dijo en una comunicado que tales armas “son altamente demandadas por peligrosas carteles de la droga y con frecuencia son recuperadas en los sitios donde se han cometido delitos violentos cerca de la frontera suroeste de EE.UU”.
La medida comprende todo fusil que utilice magazines de balas de calibre superior al 22. y sería aplicada a unos 8.500 vendedores de armas a lo largo de la frontera.
En la actualidad se desconoce la cantidad exacta de armas que entran de contrabando a México procedentes de EE.UU., aunque se estima que el 90 por ciento tienen origen en este país.
La Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos ha dicho que los carteles de la droga mexicanos cuentan con una red en territorio estadounidense de personas presuntamente sin antecedentes penales para que les compren armamento con dinero en efectivo en armerías y en ferias.