El presidente Barack Obama afirmó que no renuncia a la esperanza de lo que llama un gran acuerdo para elevar el límite de deuda de Estados Unidos, mientras también apuesta a reducir el endeudamiento de la nación.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que aún hay tiempo para que republicanos y demócratas alcancen un acuerdo a menos de dos semanas antes de que el gobierno federal caiga en cesación de pago de su deuda de $14,3 billones de dólares. “Estamos, como dijo el presidente, en un momento decisivo. Tenemos que reunirnos, hablar, consultar, reducir nuestras opciones y determinar en corto tiempo qué camino tomar”.
Carney también dijo que Obama aceptará un acuerdo a corto plazo para aumentar el límite de la deuda como parte de un plan más amplio para reducir el déficit, pese a que inicialmente el mandatario había rechazado previamente medidas a corto plazo para aumentar el límite de la deuda.
Este miércoles 20 de julio de 2011, el mandatario sostuvo conversaciones en la Casa Blanca con líderes del Congreso sobre un plan presentado por un grupo bipartidista de senadores. Obama se reunió por menos de una hora con congresistas demócratas. Posteriormente el mandatario sostuvo un encuentro sustantivamente más largo con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano, John Boehner, y el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Eric Cantor.
Sin embargo, ninguno de los legisladores formuló comentarios al término de la reunión, cuando aumentan las presiones políticas para elevar el techo de la deuda fiscal antes de la fecha límite del 2 de agosto de 2011, y evitar que el país se declare en mora de sus obligaciones financieras.
Compromiso
Obama ha instado tanto a los legisladores de su partido como a los republicanos a seguir buscando sin descanso un compromiso de último minuto para darle solución a las discrepancias sobre el presupuesto, y cómo conciliarlas con un acuerdo para aumentar el límite de la deuda del gobierno.
El portavoz de la Casa Blanca, Jin Carney, dijo este miércoles 20 de julio de 2011, que Obama podría apoyar una extensión de corto plazo sobre el límite de endeudamiento de EE.UU, siempre y cuando forme parte de un acuerdo más amplio para reducir el déficit a largo plazo.
A comienzos de semana se vislumbró una posible salida cuando varios senadores de los dos partidos, conocidos como la "Banda de los Seis", dieron a conocer un plan para la reducción del presupuesto recortando de inmediato $500 mil millones en gastos como parte de un esfuerzo a más largo plazo que rebajaría $4 billones de dólares en la próxima década.
La propuesta implicaría también significativos cambios en importantes programas de bienestar social como el Medicare (seguro médico público para mayores e 65 años), y la elevación de un billón de dólares en ingresos impositivos durante 10 años.
Obama calificó el plan de “enfoque balanceado” a la reducción presupuestaria y no especificó si lo apoyaría, pero alentó a los legisladores a elaborar un proyecto de ley que pudiera ser sometido a votación lo antes posible.
Aunque el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, señaló que el plan contiene algunas buenas ideas, sus correligionarios aprobaron otro proyecto para elevar el techo de la deuda a cambio de recortar más de $100 mil millones de dólares del presupuesto federal el próximo año.
El proyecto republicano denominado "Cortar, limitar y balancear" aprobado el martes bajo presión del ala más conservadora, condiciona la subida del tope de deuda a un agresivo plan de recortes, elude aumentar los impuestos y requiere que se adopte un mandato constitucional para balancear el déficit federal.
Sólo cinco demócratas votaron a favor del plan, que de cualquier manera no tiene posibilidades de ser aprobado en el Senado, además de que Obama anticipó que de todas maneras lo vetaría.
En caso de que los legisladores no lleguen a un acuerdo antes del 2 de agosto para elevar el tope nacional de la deuda más allá de los $14,3 billones de dólares ya alcanzados el 16 de mayo, las consecuencias para la economía de EE.UU. podrían ser nefastas, aunque algunos economistas se están preguntando si el estancamiento político en Washington de hecho no está ya afectándola.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, sigue en conversaciones con el líder de la minoría republicana en esa cámara, Match McConnell, sobre una propuesta de éste para otorgar al presidente la autoridad de elevar el límite de la deuda en $2,5 billones en tres plazos durante un año.
El mayor acreedor de EE.UU. es China, con alrededor de $1,16 billones de dólares, seguido por Japòn, Reino Unido, los países exportadores de petróleo y Brasil. Todos juntos tienen en sus manos el 32 por ciento de la deuda pública estadounidense.